Sostuve su mano y la llevé a mi entrepierna, pude sentir la sonrisa del pelinegro en mis labios, éste acarició con sus dedos mi vagina y clitoris, mi piel rápidamente se erizó, mordí su labio inferior con ganas y nos separamos para tomar aire.
— Eres una traviesa. — los dos sonreímos. — Me encanta. — volvió a besarme, pero solo por unos segundos. — Entremos al auto.
Abrió la puerta del carro y me invitó a entrar, la imagen de Jungkook me vino a la mente, me sentí culpable y lo pensé. Jimin me miró extrañado, en cuanto lo miré a los ojos supo lo que pasaba por mi cabeza.— ¿Estás bien? Si quieres podemos regresar con los demás y olvidar todo lo que pasó, no te preocupes.
[...]
Al día siguiente, me desperté por los rayos del sol que atravesaban los cristales de la ventana frente a la cama, de repente sentí un fuerte dolor en mi cabeza, aún tenía los ojos cerrados, no podía abrirlos por las molestias de la luz, entreabrí los ojos unos segundos para voltear y ver si Jungkook se encontraba a mi lado, sin embargo, no vi a nadie en la cama más que a mí, supuse que estaba ocupado en alguna parte de la casa así que decidí esconder mi cabeza bajo una almohada para intentar dormir por unas horas más. No obstante, algo hizo que me levantara de golpe, no debí haber hecho eso, pues hizo que mi cabeza quisiera explotar, llevé mis manos a ésta, quejándome del dolor que sentía, una vez con los ojos bien abiertos, noté que la habitación era algo diferente, no tanto, pero si lo suficiente como para saber que no era la habitación en la que normalmente Jungkook y yo dormíamos. Sentada sobre la cama, miré mi cuerpo, no tenía la ropa de la noche y mucho menos mi ropa de de dormir, en vez de eso tenía un polo blanco que cubría todo mi cuerpo de lo grande que era. Fruncí el entrecejo, confundida, no recordaba nada de lo que había sucedido en la fiesta luego de ver a Jimin e invitarlo a que nos acompañara a las chicas y a mí. ¡Jimin! ¡Las chicas! ¿Qué rayos pasó?
Me puse de pie y noté que mi ropa estaba sobre el frío piso frente a mí, mi bolso estaba en la pequeña mesa de noche a mi lado, con rapidez busqué dentro de éste mi teléfono, en cuanto lo encendí, vi las llamadas y mensajes de las chicas como de Jungkook. Eran bastantes llamadas las que mi chico me había hecho.Mensajes de Jungkook
"Cariño, ¿dónde estás? ¿Por qué no has llegado?"
"Baby, me preocupas. ¿Están bien todas?"
"Mi amor, me tienes muy preocupado, no me respondes los mensajes, tampoco las llamadas. Hazlo en cuanto escuches este mensaje ¿bien?"
Mensajes de las chicas
"TN, ¿a dónde fuiste?"
"Las chicas y yo iremos a mi casa, nos quedaremos ahí a amanecer, cualquier cosa, por favor escríbenos."
"Les diremos a tu novio que te quedaste a dormir aquí, es increíble que te hayas ido con Jimin, pero no te preocupes, te cubriremos."
— ¡Dios! No me digas que... Esta es la casa de... ¡Ay no! ¡¿Qué hice?! ¡Dios, no recuerdo nada de lo que sucedió! — asustada por todo, llevé mis manos a mi cabeza, desesperada guardé las cosas mías, me quité el polo que tenía y me puse el vestido que traía puesto en la noche, tomé los tacones y con ellos y bolso en manos, salí de la habitación en dirección a la puerta, sin embargo, algo me detuvo, mas bien alguien lo hizo; Jimin.
Sorprendido por verme y con platos en manos me miró. — ¡Hey! ¿Por qué tanta prisa? ¿A dónde vas? Ya te iba ir a despertar para que desayunáramos juntos.
En ese momento no supe qué decir. — Jimin, yo... Tengo que irme, Jungkook me está esperando, está preocupado por mí, — dije. — Mira, no recuerdo lo qué pasó anoche luego de invitarte a hacernos compañía a las chicas y a mí, pero lo que sea que haya sucedido olvídalo ¿si? Yo haré lo mismo. Solo no permitamos que Jungkook se entere y todo estará bien. ¿Estás de acuerdo?
Él me observó en silencio unos segundos mientras yo le rezaba al cielo que aceptara mi petición.