Prólogo

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PARA TI, DESDE EL PASADO

PARA TI, DESDE EL PASADO

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Londres, Inglaterra.


Las manecillas del reloj cantaban en un compás infinito, parecido a los tempos que escuchaba cada día, todo el día. En su mente podía escuchar la danza del hada de azúcar como si estuviera dentro del ballet, siguiendo esos movimientos lentos que terminaban en un vórtice de piruetas que le daban ganas de vomitar.

Se giró para ver el reloj en la mesita de noche, eran las dos de la mañana y aún no podía conciliar el sueño, entre el ruido del ambiente y las voces de exterior no podía concentrarse en encontrar el silencio perfecto para dormir. George siempre tuvo el sueño liviano y un excelente oído.

Las voces se hacían claras a altas horas de la madrugada, cuando los adultos usualmente conversaban pensando que los niños estaban dormidos.

Ese instante donde podía saberlo todo le hacía sentir que podía tener el de algo en su vida. Cada vez que oía su nombre entre las paredes, agudizaba su oído y desentrañaba palabra a palabra las conversaciones que se suponía que él no debiera escuchar. No era intruso, mucho menos metiche, pero saber lo que el resto opinaba de él le ayudaba a cambiarse a si mismo y mejorar. Sin darse cuenta, escuchar entre los muros se volvió una mala costumbre, pero funcionaba en todas partes y con todo el mundo, sobre todo para saber lo que esperaban de él.

—Gogy es cada vez más hábil —dijo su padrastro —, Ha obtenido puntuaciones perfectas, quizás pueda romper algún récord antes del final de la temporada.

—Me sorprendería más que no lo hiciera —respondió su madre—, es lo que debe hacer si quiere seguir manteniendo su estatus.

En el mundo del patinaje artístico George era uno de los juniors más sobresalientes de Inglaterra. La prensa lo llamaba prodigio, nadie a su edad había conseguido un nivel tan alto o se atrevía a ejecutar los elementos que él ya sabía ser. Sin embargo, el nunca se vio a si mismo como tal, se definía más como alguien con rabia por aprender y una ambición insaciable.

Para él no era sólo competir y ganar, era mantener esa imagen, ser el mejor y ser perfecto. Desde siempre había sido así y así debía seguir, porque fallar no era una posibilidad. Tenía todas las miradas puestas en él y era consciente de cada una de ellas.

—¿No crees que eso ya es mucho, Cassie? No conozco mucho del área, pero también hay otras cosas que podrían interferir; seamos honestos tampoco depende de él.

—Para nada —respondió su madre—, nadie lo está obligando a competir y tiene una habilidad de la que puede presumir, debe usarla y explotarla hasta que sea el mejor. Romper ese récord, eso es ser el mejor, y el debe ser excelente.

Y lo era, George era un niño excepcional. No solo era un excelente patinador, también era un perfecto bailarín de ballet, educado, respetuoso, el mejor de la clase e incluso hábil con el piano. Desde que tenía memoria siempre había resaltado, no porque fuese un niño bonito o por su peculiar heterocromía, sino porque él podía hacerlo todo. Fue criado bajo el ejemplo que solo las personas exitosas eran dignas de aprecio, y la prueba clara era él mismo, su entorno parecía mucho más feliz y agradable cuando estaba sosteniendo una medalla o algún reconocimiento, lo cual solo reafirmaba la teoría.

Sonata in B(lue) Minor | Dreamnotfound [DNF AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora