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Fue un 24 de octubre, un día normal, no esperaba nada del mundo pero un mensaje tuyo me hizo llegar.

Por mi mente ya habías pasado, pero nunca imagine a los que nos iba a llevar.

Desde ese día no dejamos de hablar, me contabas todo tu día y me preguntabas cual sería el siguiente plan. Sábado tras sábado, y alguno que otro viernes, donde sea que hubiera plan, los dos no podíamos faltar, porque sabíamos que juntos íbamos a terminar.

Un día tú de sorpresa llegaste, y luego de un té y un corto chisme, antes de irte de viaje, tres besos tu me dejaste.La alegría y la felicidad, las mariposas en la panza ninguno podía controlar, pues nada nos podía separar.

Después tantas salidas y aventuras, yo me sentía como avión volando en las alturas.

Los fines pasaron, las primeras citas se dieron hasta que un catorce de febrero y un diente roto, dos corazones unieron.

Una hamburguesa, papas, y un batido hecho en casa. Tardes de películas, besos coquetos y muy buenas risas. En mi cocina cocinamos y fuerte cantamos, cerveza fría, buena música y una botella colamos, nos divertíamos y en la cama abrazados terminamos.

Un trip a la playa, un viaje regular, los panas me acompañan pero tu no podías faltar. Caminando y viendo el mar, nuestros pies en la arena con mil personas en la playa pero solo tu y yo en el mismo lugar.

Entre el calor y el alcohol, te dije unas palabras, entre besos y abrazos me encantaba terminar acurrucados, pensé que nada nos podía separar.

Mujer de sol y arena, que ni con la playa se llena, las olas y el calor no son suficiente, para esos ojos que me tienen demente.


Extraño mandarte flores y que todo parezca de colores, tu mano agarrar y con ella juntos caminar. Ver tu pelo brillar, un arcoíris que siempre quiere bailar. Preguntarte como estás, si comiste tu cena y mandarte fotos de la luna llena.

Quiero volver a ver resplandecer tu cabello por la mañana, con la luz del amanecer que entra por la ventana, decirte "gusmornin" y morirme al ver tu sonrisa, dormir otro rato para desayunar y ver películas, al fin y al cabo no teníamos prisa.

Te recuerdo con cariño y te quiero aquí conmigo, pero eso no va a pasar y a veces lloro como niño. 

Hay... como extraño tu risa, y ver de oreja a oreja esa sonrisa. 

Como un eco, aún puedo escuchar tu voz en mi habitación, no quiero que se vaya, aunque me pone triste suena como a mi canción.

A veces ya no quiero ni fumar, pero no puedo parar, esta fucking depresión y la maldita ansiedad, no las puedo controlar y no me dejan continuar, solo me queda esperar. 

Te quisiera aquí conmigo pero no puedo hacer nada, mis números siguen en rojo y mi tristeza está estancada.

Mujer de Sol y ArenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora