Harry Crow

Capítulo 20: Un par de Bones triunfa sobre un par de Bartys

La Nochebuena con los Granger había sido planeada hasta el último detalle. Después del desayuno, todos se dirigían a Londres para pasar el día haciendo turismo, definitivamente con algunas compras en el camino. Harry, dándole a Padma algo de dinero para gastos, habría pasado desapercibido si la chica no lo hubiera abrazado agradeciéndole. Sin embargo, Dan y Emma tenían la intención de pagar la cuenta de todo hoy, después de haber ahorrado una pequeña fortuna al cambiar su banca a Gringotts.

Comenzaron en el extremo de Marble Arch de Oxford Street, admirando las luces navideñas y las tiendas. Cuando estaban almorzando en una tienda de comida rápida en Oxford Circus, Padma y Harry habían recibido múltiples artículos de ropa muggle de las muchas tiendas en las que se habían detenido. Padma era un poco como un niño en una tienda de dulces, sus ojos nunca dejaron de moverse mientras intentaba asimilar todo, mientras Emma todavía luchaba con el concepto de que todas sus compras estaban almacenadas actualmente en la mochila que llevaba Harry.

Hermione y Harry estaban encantados de comer hamburguesas, eso significaba que aún podían tomarse de la mano mientras almorzaban. Las multitudes en Oxford Street hacían que su actividad habitual de caminar del brazo fuera realmente difícil, Hermione resolvió el problema agarrándolo de la mano. Ambos habían disfrutado del contacto y la única vez que se habían separado desde entonces fue cuando uno de ellos entró en un probador de ropa.

Las visitas turísticas y las compras continuaron por Regent Street hasta Piccadilly Circus, desde allí fue un pequeño salto hasta Trafalgar Square y el árbol de Navidad más grande de Londres. La antigua escena de la natividad en la pantalla acristalada también requirió algunas explicaciones antes de que se dirigieran hacia The Strand.

Somerset House es un edificio magnífico que ha visto muchos usos en sus cuatrocientos cincuenta años de historia. Se podría argumentar que uno de los peores usos fue como oficina de Hacienda: a nadie le gusta pagar impuestos. Sin embargo, no podría haber discusión de que el grupo lo estaba viendo en uno de sus mejores momentos hoy.

Una pista de hielo llenó el patio inferior, con luces brillantes, adornos colgantes y un hermoso árbol de Navidad, todo lo cual se sumó a la vista sorprendentemente festiva. Había pequeñas cabañas decoradas que vendían mercancías y un gran café repartido a lo largo de todo un lado de la pista. Fue aquí donde Dan y Emma gravitaron mientras Hermione arrastraba a sus dos ahora reacios amigos hacia el quiosco de alquiler de patines.

Ambos padres bebieron su chocolate caliente mientras observaban al trío saltar al hielo. Hermione había patinado desde que tenía alrededor de siete años, por lo que no tuvo problemas en la superficie resbaladiza. La gracia y el atletismo de Harry parecieron ayudar, ya que pronto dominó los conceptos básicos para mantenerse erguido. Sin embargo, la pobre Padma parecía pasar más tiempo con su trasero que patinando. Ahora que Harry estaba en movimiento, él y Hermione tomaron cada uno de los brazos de Padma y el trío pronto comenzó a tambalearse por la pista.

Los tres amigos que más tarde corrieron hacia Dan y Emma tenían ese aspecto que solo pueden lograr los niños que se divierten en el frío: mejillas rojas, ojos brillantes y amplias sonrisas. Después de más chocolate caliente, luego se dirigieron a Covent Garden, donde Dan ya había hecho reservas en un encantador restaurante italiano. Fue un grupo feliz y ciertamente lleno el que tomó el tren de regreso a Crawley.

Fue en el tren a casa que Hermione hizo una pregunta que se le acababa de ocurrir. "Mamá, papá, ¿vamos a ir a la iglesia esta noche?"

Emma y Dan habían hablado de esto y decidieron dejarlo de lado. "No cariño, con Harry y Padma sin celebrar la Navidad, estábamos..."