De pañales a desayunos ⁰¹

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Los habitantes de la casa DMC se encontraban durmiendo tranquilamente.

Bueno, hasta que un llanto resonó en toda la casa.

Roier despertó rápidamente y salió corriendo de su habitación hasta la habitación de enfrente, la habitación de su hijo, quien se encontraba llorando por sabrá Dios que.

-Shh-shh- intentó tranquilizar el chico a su bebé mientras lo tomaba en brazos- Tranquilo mijo, ¿Qué pasa? ¿Tienes hambre?

-Los bebés no hablan, Roier- Spreen iba entrando por la puerta, aún medio dormido pero preocupado por su hijo- No tiene ni 10 meses. A veces pienso que vos debes ser un poco más lógico, pero aun así te amo.

-¿Sabes pensar?- El castaño rodó los ojos para posteriormente volver a concentrarse en su hijo.

Spreen ignoró lo que el castaño dijo y se concentró en otra cosa.

-Tengo hambre- Dijo azabache sentado en la medidora de la habitación.

-Ve a la cocina y prepara el desayuno, yo cambiaré a Bobby- el menor acostó al bebé para ir a buscar lo necesario para cambiarle el pañal.

El mayor se acercó al contrario y lo volteó tomándolo de las caderas- Vos preparas el desayuno y yo me encargo del nene, anda- Besó con delicadeza y cariño la frente del castaño.

Roier asintió sonriendo por tal muestra de cariño y por el GRAN sacrificio que hizo su novio al ofrecerle cambiar a Bobby por él. Y su padre diciéndole que su novio no servía para nada.

El castaño salió de la habitación, dejando solos a un chico de 21 y a un bebé de solo 8 meses, ¿Qué podría salir mal?


[...]


Roier ya había terminado el desayuno de su novio y el propio, como también el desayuno de su hijo.

Estaba colocando los platos ya servidos en la mesa, junto a la papilla y agua de Bobby. Spreen, al mismo tiempo, iba entrando con un bebé llorando ¿porqué? Bueno...

TENÍA EL MALDITO PAÑAL MAL PUESTO, tal vez su padre si tenía un poco de razón.

-Spreen, solo tenías que hacer una cosa, UNA COSA- Roier se acercó al dúo y tomo al bebé en brazos para dirigirse al sofá de la sala y recostar al bebé, quien al sentir que su padre menor lo cargaba y depositaba en el sofá, sonrió mostrando sus encías, aún sin dientes.

Spreen se sentó en su lugar de la mesa y observó a su novio acomodarle el pañal al pequeño Bobby, tampoco estaba tan mal, no sabía porqué su hijo estaba llorando, LO HABÍA HECHO PERFECTO.

-¿Quien es el más chingón?- preguntó el castaño a su adorable hijo, frotando ligeramente su nariz con la naricita del bebé- Ahora, vamos a comer junto a tu padre.

La pequeña pero amorosa familia degustó su desayuno entre pequeñas peleas entre los mayores, a causa de alguna tontería por parte del mayor, y risas de parte del menor, quien a pesar de no entender nada se reía de ver cómo su papá Roier golpeaba a su padre Spreen.

Sin duda una hermosa mañana con una hermosa familia.


Un padre cholo |Spiderbear|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora