❝FORGET❞ [Vhope] [Namjin]

V e i n t i u n o

"Si tú me tiras hacia abajo... tú vas a caer conmigo."

El cielo sin estrellas era un espectáculo no muy usual.

Pero eso no evitaba que dentro de aquella casa la música sonara. Los omegas caminaban por todo el lugar con velos cubriendo la mitad de su rostro, las pocas ropas en su cuerpo hacían a los alfas, y pocos betas, suspirar.

En la capital de Seúl habían muchos burdeles que lucían por los días como casas grandes normales, maquillados bajo el nombre de "Casa de omegas", donde se suponía se criaba a los huérfanos de esa casta para servir correctamente a cualquier alfa que quisiera comprarlos. Esta no era la excepción.

Se escuchó un fuerte estruendo en el lugar antes de que las risas se hicieran más fuertes. Una mujer omega soltaba carcajadas mientras se tambaleaba y miraba el vaso de vidrio completamente destrozado en el suelo. Se le había caído de las manos y los alfas que la rodeaban solamente tocaban su rostro y cuerpo, nada molestos por su torpeza.

— Recojan eso antes que alguien más se caiga. — vociferó una mujer alfa sin dejar de reír al tener sentado en su regazo a un omega de cabellos marrones que le daba de beber el licor.

El olor a tabaco y alcohol era nauseabundo para cualquiera que no estuviera acostumbrado. Desde la calle se veía las lámparas prendidas y se escuchaba la música que escondía las risas y palabras incoherentes de los clientes, y los sonidos de las habitaciones tras la taberna.

El omega se paseó entre las mesas sosteniendo una bandeja vacía en sus dos manos. La tela de la parte superior estaba ceñida al cuerpo y era de color vino, los pantalones sueltos eran ligeros eran del mismo color. Sus brazos descubiertos estaban adornados por joyas falsas pintadas de dorado, variaba en pulseras, anillos y collares. Incluso tenía una pequeña cadena colgando frente al velo que cubría su rostro, cubriendo su identidad hasta que alguien pagara por él, al igual que el resto de omegas en ese burdel.

Se agachó frente al desastre y recogió lentamente los pedazos de vidrio, cuidando de no cortarse. Alzó la mirada cuando escuchó la voz de uno de los tipos que rodeaba a la mujer que estaba bajo los efectos del alcohol y algún alucinógeno.

— Oye, bonito. Ten cuidado, te vas a lastimar.

Arrastraba las palabras y eso dejaba en evidencia el estado tan patético en el que se encontraba.

Idiotas.

Mostró una sonrisa que quedó revelada solamente en sus ojos achinándose hasta desaparecer. — Tendré cuidado. — respondió con tranquilidad antes de volver a caminar. Miró los pedazos de vidrio sobre la bandeja y tuvo que aguantar las ganas de suspirar.

Ahogó un grito de sorpresa cuando, al pasar por la puerta del lugar, una mano lo tomó de la cintura y por poco deja caer todo.

Se tranquilizó al ver de quién se trataba. — Mi señor, pensé que no vendría. — se rió.