capítulo único

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La luz en la choza de la tsahìk era fuerte, iluminaba a sus nietos y a ella mientras los padres conversaban de sus problemas, lejos de los oídos atentos y aún curiosos de sus hijos que trataban de hacer todo por verlos orgullosos, de ser como su padre.

— las raíces son mejores para las heridas —comenta kiri, caminando hacia su abuela y apartando a su hermano— quítate. Y arden menos.

Su piel quemó cuando su abuela paso sus cremas por sus heridas en la espalda. Casi haciendo lo aullar de dolor.

— uy ¿Te dolió? ¿Quieres que te dé un besito? —bromeo una voz a su lado, haciendo lo estremecer ante tal propuesta.

Sus ojos se clavaron en la sonrisa casi coqueta del humano, a lado de su hermano que había reído de la broma entre dientes. Su mirada no pudo tener molestia o ardor a la broma, no cuando podía ver la sonrisa de Spider y sonara tan... Tentadora.

« ¡Neteyam no puedes pensar así frente a tus hermanos! Ellos no pueden saber... Nadie »

Gruño de nuevo ante el ardor frío.

— ¿Quién es la tsahìk aquí? ¿Tu o yo? —casi bromeo su abuela, aunque su semblante era distinto.

— tu eres la gran madre, pero tal vez sería mejor —opina su hermana, dando siempre una sonrisa y ayudando a su abuela en todo momento.

.......

La presa estaba tan cerca, solitaria como un yerik que se adentro ingenuamente al bosque sabiendo sus peligros solo por bayas o corteza de árbol, aunque rondará solitario y dócil entre la maleza, sus ojos no quitaban la atención en cada movimiento. Neteyam con la gracia de un guerrero, aún herido, estaba sobre él, sobre su preciada presa que resaltaba entre todo el bello ecosistema, más pequeño y tomando un rumbo conocido y solitario.

Un lugar donde nadie lo salvaría del hijo mayor de Toruk Maktok.

El dorado de sus trenzas se movió con el viento cuando paró, el aroma golpeó incluso a Neteyam unos metros atrás, imperceptible, tanto que apenas un experimentado guerrero podría prevenir la determinación de su mirada. 

El hambre en sus ojos dorados.

Spider sintió que el corazón se saldría de su pecho cuando volteo sobre la raíz de un árbol, encontrándose con la descomunal presencia de Neteyam apenas unos centímetros de distancia. Se ahogo un chillido y las manos grandes de azul ceruleo lo retuvieron firmemente cuando sus pies resbalan con el musgo de las raíces que sobresalen de la tierra.

— hola —susurro Neteyam, viendo el rojo a través de la exomascara.

Siempre se ha sentido intrigado por esos aspectos humanos tan extraños, su piel se hacía fría a veces, sudaban más, olían diferente y cambiaban de colores con mucho sol o en situaciones vergonzosas.

Y la mayoría de esas cosas las conoció por Spider, mientras crecían, mientras su madre le susurrara o alegaba que jamás viera al niño humano como a un hermano.

« te hice caso mamá, jamás podría ver a alguien tan hermoso como Spider como un hermano »

— ¡Neteyam! —chillo, calmando su corazón y sintiendo las manos del mencionado aún surcando su piel, sus falsas rayas na'vi— hola... ¿Tu? ¿No deberías estar descansando o con el señor Sully o...?

La sonrisa buenachona del jóven na'vi no se desprende de sus labios, aunque sus ojos solo juegan a perseguir las facciones de Spider cuando se sienta en la raíz, solo así puede ser unos centímetros más bajo que Spider. Le es divertido a veces, aunque es irónico lo pequeño que es cuando es el mayor.

¿Acaso quieres que te dé un besito? one-shot (NeteyamxSpider) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora