Jaider, Alex, Mónica y yo esperábamos juiciosamente en el auditorio la llegada del escritor Juan Carlos Garay para la presentación de su opera prima "La nostalgia del melómano". Novela que trataba -si mal no recuerdo- de unos detectives buscando una grabación inédita de la canción "El ratón" de Cheo Feliciano, acompañada por la guitarra de Eric Clapton.
Nunca leí la novela así que no puedo confirmar o desmentir si el argumento que recuerdo es real o es solo una ficción fabricada por mi memoria.
Corría el año 2005 y estábamos en el Centro Cultural de Cali, ese edificio de ladrillo que creo que diseñó el arquitecto Salmona. La conferencia era en uno de esos salones de madera con ventanas pequeñitas, por las cuales se alcanzan a ver todos los techos del centro. Era un encuentro de estudiantes de literatura, carrera que estudiábamos los cuatro protagonistas de esta historia.
—Marica, vámonos, esto está muy aburridor —dijo Jaider.
—Esperáte, hombre, que la novela se ve chévere —contestó Alex.
—Qué va, ese rolo ni siquiera sabe de salsa.
Esperamos un ratico a que el auditorio se llenará, pero eso nunca pasó. Cuando Garay empezó a hablar de que Cali era la capital de la salsa y que era muy importante para él lanzar su libro aquí, decidimos marcharnos. En esa época, nadie se sentía orgulloso de la salsa, apenas estaba despegando el reggaeton y los picados a hippie como nosotros, dignos estudiantes de "la mejor para los mejores" solo escuchábamos trova cubana, canción social o metal.
Salimos del Centro Cultural a eso de las 330 p.m., era octubre pero hacía calor como en junio. Un bochorno donde el asfalto hervía y uno se chocaba con la gente sudando en esos andenes estrechitos de la carrera quinta. Parecíamos protagonistas de esa película "Perro Come Perro" donde el centro se ve como escenario de un relato gótico de tierra caliente, como diría Mutis.
Alex nos llevó a La Esquina del Libro, una ratonera que queda en la esquina frente a los viejos cinemas.
—Este man es todo un bibliófilo —le dije a Alex recordando cuando mis papás me traían al matiné.
—Acá conseguís de todo, viejo Manuel, esperáte que veas el sótano.
Entramos a la librería de viejo, solo se veían hileras de libros amontonados, llenos de polvo y organizados sin ningún criterio. Uno acostumbrado al glamour de la Librería Nacional de Unicentro, empezaba a sentir que todo le picaba por los ácaros. Lo más bajo que habíamos visitado era la Atenas, donde uno pensaba que se conseguían los libros más baratos del centro.
Bajamos al sotano y el polvo se triplicó, Mónica empezó a toser y Alex se internó completamente para buscar algún "incunable" o al menos una primera edición. Según nos contó, en ese sotano había conseguido varias de las perlas de su biblioteca. No encontramos nada y volvimos a subir.
—Vámonos pa la Atenas, allá al menos venden elepés —exclamó Jaider con desgano.
Cogió de la mano a Mónica y salieron los dos caminando por la 10 como quien va para la Atenas. Alex y yo salimos detrás, ojeando un ejemplar de "Estaba la pájara pinta sentada en un verde limón" de Albalucía Ángel que habíamos comprado como en 5000 pesos.
Llegamos a la Atenas y era como pasar del cielo a la tierra. Los libros nuevos empacados y los usados bien organizados en esas canastas donde venden la ropa a 2000. Mónica ya estaba revisando el estante de los LP, que eran artículo de lujo desde que la gente había desechado los tocadiscos para reemplazarlos por los pasacintas.
—Mirá esto, ve, ¿este no era el disco que estaba hablando el man de la novela? —exclamó Mónica exhibiendo el acetato en el aire.
—No —contestó Alex— ese es el LP donde sale la canción original. El que dice Garay es una grabación con Eric Clapton. Además esa portada es diferente.
Mónica volvió a mirar con cuidado la lista de canciones del disco. La carátula era en efecto diferente a la del disco de Joe Cuba, pero en el renglón 4 del tracklist decía El Ratón - Cheo Feliciano ft. Eric Clapton. Cuando vimos que se puso pálida, todos nos acercamos a mirar el disco. Levantamos las caras y nos miramos pasmados.