𝒱𝐼𝐼𝐼- 𝓛𝓪 𝓖𝓾𝓪𝓻𝓭𝓲𝓪 𝓡𝓮𝓪𝓵-

1.7K 181 137
                                    

*Separador: Gally*

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

*Separador: Gally*

*5 años después*

Los años habían pasado después de aquel terrorífico momento en nuestras vidas. Hacía años que los dolores que me habían atormentado se habían quedado atrás y al fin vivía mi vida con tranquilidad y calma.

Evanna y Sam se habían mudado hace unos años a unos terrenos cerca de la reina de Lunae, por lo que ahora era bastante difícil vernos con regularidad, pero cada que la veía estaba rebosante de felicidad y con eso me bastaba.

¡Ah, y casi  lo olvidaba! Se casaron hace poco tiempo en una boda magnífica qué hizo muy feliz a ambas.

Entre otras noticias...

Algo que no creí que pasaría fue que Carly se me pegaría como mugre después de que Evanna se mudó y nos dejó solas. Sigue insistiendo en que lo hace para que yo no me sienta sola, pero es obvio que es todo lo contrario.

Los años no parecen pasar en mí, pero si en ella, que dejó de ser una adolescente grosera a una adulta igualmente grosera. Su cabello ya no tiene aquel tinte verde, sino que le pagó a una bruja para que hiciera que su cabello fuera permanentemente azul, cosa que la hizo profundamente feliz.

Hollander si se fue con Emily y no ha regresado desde entonces, presiento que esto le afecta profundamente a la mundana pero nunca hablamos de ello, no puedo imaginar el dolor que se debe sentir el que tu alma gemela prefiera a otra antes que a ti...

Por lo que sé, Holly le dejó en claro a la mundi qué prefería mil veces a la ninfa antes que a ella. Muy hijo de puta, si me lo preguntan.

—¿¡Estás lista!?— Escuché su (para nada) melodioso grito llegar desde la planta de arriba.

Ignoré su pregunta y continué viéndome en el espejo.

—¡Gally!

—¡Lo estoy, ya baja!

Escuché los pasos tras de mí y al voltear, me encontré con la vista del cuerpo de la mundana con un largo vestido verde oscuro, tenía un ligero escote en él y mangas que caían sobre sus brazos. Realmente lucía hermosa.

—Te ves espantosa— Fue lo primero que dije cuando terminé de escanearla y volteé a ver mi reflejo en el espejo que había dejado a mis espaldas.

La vista que el objeto me regresó fue el de una rubia, alta, realmente hermosa y despampanante con un vestido celeste bastante elegante pegado a su figura que le hacía lucir un cuerpo extremadamente sexy. Hermosa, merecedora de vítores y aplausos.

 Hermosa, merecedora de vítores y aplausos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Infierno Escarlata (C.E 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora