*Separador: Gally*
—¡Es insoportable!
Rodé los ojos ante la queja número quinientos de la mundana hacia Krista.
Mire a Evanna, que estaba escribiendo algo en una libreta de cuero negro, parecía que había dejado de ponerle atención a Carly ya hace un buen rato.
Perra inteligente.
—Carla, estábamos hablando de lo que se te antojaba para comer, no de tu entrenadora. Ya supérala, por favor.
Di todo lo que pude para que la peliazul la olvidara.
—¡Es que no lo entiendes! Quiere que me pinte el cabello a un color "menos llamativo" o que, en su defecto, me rape. Ya estuve un buen tiempo de ambas formas y ninguna se compara al arcoíris en mi cabeza. No, no y no. ¡Lo peor de todo es que nunca sonríe, en serio nunca!
—¡Cállate! — Me harté, me levanté de donde estaba sentada y tomé su rostro con algo de brusquedad para hacerla mirarme— Solo dinos que mierda quieres comer y ya, por lo que más quieras.
Se quedó mirando mis ojos un rato antes de reaccionar.
—No creo que quieras saberlo...— Susurró con más calma y sus mejillas se tintaron de un leve rosado.
—¿De qué hablas?
—Nada.
Ahora sí que Evanna sacó la nariz de su libreta y alzó una ceja.
—Ou, ¿se te antoja algo que no puedes decir, Carls?
Las mejillas de la mundana se encendieron aún más de lo que ya estaban, negó y se alejó de mi agarre con brusquedad.
—Ay ya cállense.
—No, no. Ahora sí queremos que hables. Anda. — Me senté junto a Evanna para poner presión junto a ella y lograr que la mundana suelte la información requerida.
—Son unas chismosas, ya déjenme en paz. — Tapó su cara y se dejó caer en la cama de Evanna.
Nos encontrábamos en la cabaña de la rizada, quien llevaba insistiendo en que dejáramos al menos un día los entrenamientos y fuéramos a divertirnos con ella.
Yo la visitaba más seguido que Carly, pero seguía siendo poco, considerando el hecho de que vivía a escasos minutos del castillo en el que nos quedábamos temporalmente Carly y yo.
—Solo necesitamos saber quién es lo suficientemente desgraciado como para que te lo quieras coger— Solté, haciendo que Evanna se asustara ante mis palabras y me lanzara un cojín a la cara.
—No es desgraciado, es afortunado. ¡Pero dinos! ¿Es alguna bruja del entrenamiento? ¿Aquel cazador con el que te vimos hablar hace unas semanas?
La mundana se levantó de la posición en la que se encontraba y me miró durante unos segundos antes de negar con la cabeza gacha.
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Infierno Escarlata (C.E 2)
Fantasy-Segunda parte de Castigo Escarlata- Después de miles y miles de años, la vampiresa Gally Dimmock al fin ha logrado obtener lo que tanto anheló en el pasado: libertad. Lamentablemente, al cumplirse su deseo, todo lo que alguna vez amó le fue arrebat...