La Vela De Mi Corazón.

Una noche en el taller.

—Y así es cómo funciona— Dijo Red terminando de explicar a Tessa su más reciente invento.

—Wow... Increíble— Contesto la chica con brillos en los ojos.

Eran la 7:30 de la tarde y Tessa no quería irse, le gustaba pasar tiempo con el principe, era genial, divertido e inteligente, llegó a la conclusión de que le gustaba más que solo amigos, pero, ¿Una mortal y un principe demonio juntos? Prácticamente imposible.

—Oye, ¿Estás bien?— La voz de Red son la saco de sus pensamientos.

—Si, estoy bien, solamente me preguntaba, ¿Si querías ver una película conmigo?— La mejor excusa.

—No estaría tan mal, tengo una televisión aquí en el taller, tal vez podamos...

—¡Genial, vamos!— Exclamó Tessa, sosteniendo la mano del demonio, quien se sonrojo ante el gesto.

En el taller había una televisión y un sofá, Tessa saco de su mochila palomitas, golosinas y bebidas.

—Guau, ¿Cómo conseguiste todo esto?—Pregunto Red, analizando todo lo que la chica trajo.

—Bueno, veras: Trabajo en una cafetería todas las semanas y he estado ahorrando para poder compartir contigo— Contesto Tessa, sonriendo.

Red son pareció comprender porque después de esa respuesta soltó un gruñido afirmativo, aunque por dentro se estaba muriendo de los nervios.

Luego de sacar todos los snacks, ella dirigiste al sofá, le dio una señal a Red con la mano señalando el sofá y agarró el control buscando algo que ver.

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Red seguía viendo la película, era una donde un par de amigos se embarcaban en una aventura para encontrar una estrella del deseo, siendo perseguidos por una niña y tres osos, un hombre gordo y un lobo aterrador, (Seguro ya saben la película)

Tessa se estaba quedando dormida pero no podía dejar de ver la película, parece que la noche estuvo en su contra porque de repente, cayó suavemente en el hombro de Red, quien solo se quedó perplejo para después comenzar a soltar chispas de su cabello, se sonrojó intensamente y sin ningún escrupulo, ¡Que bueno que ya estaba dormida o no iba a poder con la vergüenza!

Lentamente y temblando, coloco un brazo alrededor de Tessa y poco a poco, también se quedó dormido, pero antes de siquiera poder cerrar los ojos...

—¿Que clase de hechizo usaste en mi, Tessa?