Prólogo

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Es una calida tarde en Lotus Pier, los lotos están floreciendo, aunque no sólo los de flor.
En la residencia de la familia Jiang hay dos pequeños lotos corriendo por la casa y brincando a los lagos de loto.
Wei Ying había llegado a Lotus Pier hace 1 año, después de que Jiang Femiang lo encontro en Yinling todo maltratado por los perros que lo estaban persiguiendo, Yu Ziyuan al inicio no quería que Wei Ying estuviera allí por el rumor de la infidelidad de Femiang con Changze Sanren. Sin embargo, cuando vio a Wei Ying todo herido y que el se acercó a ella preguntando si era la hermana Yu de la que siempre le hablo su madre, la venda se le quito de los ojos porque también noto en su pequeña muñeca una pulsera que solo ella podría reconocer.
De ahí empezó a ver a Wei Ying como un hijo más al que tenía que proteger porque sabia que si se invertían los papeles Sanren hubiera cuidados a sus hijos como propios.

En la actualidad Jiang Cheng y Wei Ying son muy unidos y se cuidan mutuamente, a pesar de que aveces Wei Ying lo mete en problemas.

-¡Chengcheng, vamos date prisa!- gritaba Wei Ying agitando su mano a Jiang Cheng para que corriera más rápido.

-¡Ya voy Yingying!- respondió con una sonrisa a pesar de tener el ceño fruncido.

Ese día estaba a punto de suceder algo que cambiaría sus planes del futuro, se apresuraron lo más que pudieron para no llegar tarde.

-A-Cheng, A-Ying- exclamo, calmada Madam Yu,- ¿Dónde estaban?- termina de decir cruzando los brazos. Tiene que mantener su autoridad aunque no esté enojada con ellos.

Los pequeños rápidamente le dijeron a su madre que se habían distraído en uno de los lagos privados viendo los lotos. Después de medio regañarlos los guió a la puerta principal para recibir a unas visitas inesperadas.
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Más temprano ese día en Gusu Lan.

En una habitación se encuentra un hombre con la mirada perdida pensando que puede hacer por sus hijos y por su amada Madam Lan, logró evitar su asesinato rompiendo su confinamiento por querer ir a verla, tenía muchos remordimientos por su falta de carácter ante los ancianos de la secta. Pero lo que intentaron hacer con su querida Lan Yue* sobrepasó los límites.

Ahí le llegaron los recuerdos de los esfuerzos que tuvo por conquistarla, aprisionar su corazón a el sin dejar que perdiera su chispa, todavía recuerda como se veían sus muñecas con su cinta alrededor mientras ella intentaba no caer ante el placer que le daban sus caricias en ese momento, aunque ella lo quería negar porque él no estaba en los planes de ella.

-¿Me perdonarias por esto, sabiendo que solo te amaré a ti toda mi vida y las que siguen?- con una mirada expectante y temerosa le pregunto Lan Anyù* a A-Yue.

En ese momento el recuerda su mirada confundida e intrigante de ella en ese momento, aún jadeando con sus manos ya libres agarro su cara para dirigirla a la suya para que sus labios se unieran.

-Eso no se pregunta A-Yù- dice con una brillante sonrisa a pesar de su cansada mirada.

Lan Bàishén* la abrazo con una fuerza moderada para no lastimarla pero para que también ella no se diera cuenta de su sonrisa posesiva que asomo por sus labios.

Sus ojos se abrieron abruptamente con una respiración irregular.

"¿Cómo lo pude olvidar?"- pensó Lan Anyù.

El había logrado enlazarse con la mujer que ama, porque tuvo la determinación  de hacerlo, ahora debía tenerla para proteger a su esposa e hijos. No debía darle cuentas a los ancianos, era al revés así que decide visitar a sus amigos más cercanos para que lo aconsejen, además serviría de consuelo para sus pequeños, todavía no se borra la mirada de miedo de perder a su madre, sólo tienen 9 y 6 años respectivamente.

Mi Madam LanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora