Veintitrés de Junio, 2023.
Para el amor de mi vida.
Pasaron dos semanas desde la última carta que te escribí. Honestamente el sentimiento no desapareció, pero mis ganas de escribir mutaron a ésa imperiosa necesidad de llenarte la cara de besos. De sonreírte, decirte buen día y que no me podés dar besos de buenos días porque no me lavé los dientes. Esas son mis mañanas preferidas.
Disfruto mucho tu compañía. Con frecuencia pienso en qué sería de mi si ya no estuviésemos juntos. Te llevarías los colores que me trajiste. Es como si toda la vida fui un cómic gris, y desde ese primer mensaje mis hojas tomaron color. Tenes un don maravilloso en contagiarme el amor y hacer florecer en mí sentimientos que creí nunca capaces de existir en mí. Como si fuese toda mi vida invierno, y vos me trajiste el sol. Me entibiaste el corazón, derretiste glaciares, me llenaste de amor.
Tengo además, una costumbre desde hace un año y... ¿Dos meses? de pensarte al lado mío en todas las circunstancias. Es decir, en el bondi, en la cama, almorzando, antes de dormir, ya despierta, de buenos días y de buenas noches. En cómo te voy a poner crema (aunque no estés de acuerdo) y en el control que tendré que tener respecto a acariciarte con una mano y sostener un libro de 550 hojas con la otra. Pero bueno, de éso siempre se trató nuestro amor. De equilibrio.
La carta de hoy es un medio de la anterior, pero es al menos, una carta. Espero que sepas que mi corazón late sólo con tu nombre y que mi boca busca todos los días tu besos. Tenes un don para hacerme sentir amada, y desearte acá, a mi ladito.
Te amo mi amor, sol de mis soles, amor de mis amores.
Martina.
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𝑅𝑎𝑦𝑖𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑠𝑜𝑙.
Romance𝑨 𝒆𝒔𝒆 𝒉𝒐𝒎𝒃𝒓𝒆 𝒍𝒆 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒐 𝒃𝒆𝒔𝒂𝒓 𝒍𝒂 𝒕𝒓𝒊𝒔𝒕𝒆𝒛𝒂 𝒚 𝒆𝒍 𝒎𝒊𝒆𝒅𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒗𝒆𝒓 𝒔𝒊 𝒆𝒏𝒕𝒊𝒆𝒏𝒅𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒐 𝒑𝒐𝒓 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒔 𝒚 𝒏𝒐 𝒑𝒐𝒓 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒂 𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂𝒓 𝒅𝒆 𝒆́𝒍. - 𝑬...