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Cuatro cervezas y dos actuaciones más adelante, finalmente estoy yendo alrededor de la parte posterior del teatro para esperar. Lo que encuentro allí me sorprende.
No estoy hablando de las barricadas de metal pesado creando un camino para las estrellas, que no me sorprenden. No, son las mujeres medio desnudas que se empujan unas a otras para presionarse contra esas barricadas de metal. La seguridad está en el camino, tratando de retenerlas, pero las mujeres insisten en que verán a un tipo llamado Boone o BT o algo así. Voy hasta el borde de una barricada tan educadamente como puedo, porque no estoy a punto de empujarme a través de un grupo de mujeres. Pero, de nuevo, no me arriesgo a perderme a Carla, aunque me siento malditamente ridículo esperando afuera con fanáticas como éstas. Finalmente, las puertas traseras se abren y un enjambre de seguridad precede a una multitud de personas. Las mujeres comienzan a gritar, y estoy levantando mis manos para taparme los oídos cuando veo a Carla . Digo su nombre, pero no lo grito. Ella no me escucha. Unos cuantos pasos y estará de pie delante de mí.
La rabia arde en mí a medida que se acercan y veo al último tipo que tocó, a este tipo, Boone, con su brazo alrededor de ella, sosteniéndola contra él.
¿Qué mierda?
—Carla . —Esta vez mi voz es más fuerte y más dura.
El tipo baja su brazo y llega a la barandilla a pocos metros de mí para firmar los senos de algunas mujeres. Chico con clase. Carla continúa hacia el autobús.
—¡CARLA!
Se gira y sus ojos se abren cuando conectan con los míos. Tropieza, y otro hombre se acerca para estabilizarla.
No me gustan sus manos sobre ella, como tampoco me gustó el brazo del último hombre a su alrededor.
Su sonrisa es apretada cuando viene hacia la barandilla. El genio de la firma-de-pechos viene a la línea, encontrándola delante de mí.
—¿Estás bien, cariño? —pregunta.
ELLA abre la boca para responder, pero me adelanto.
—Está bien. Solo se pregunta por qué su marido está de pie frente a ella .
Sus ojos me cortan.
—Así que tú eres el marido, ¿eh?
—Sí, soy el marido.
Mira a Carla .
—No mencionaste que vendría.
—No sabía que lo haría —dice ella en voz baja.
No tiene qué darle explicaciones.
—¿Qué tal si mueven esta reunión al autobús? —pregunta Boone.
