Además, ella había leído en alguna parte que a los grandes felinos les gustaba acicalarse entre sí. Tal vez Jungkook no fuera diferente.
Con un gruñido satisfecho, él desabotonó su camisa. Sus mejillas se calentaron. Nunca antes en su vida se había sentido tan vulnerable.
Desvistiéndose frente a un hombre que apenas conocía. Siempre había estado conciente de su peso, y el pensamiento de intimidad la asustaba. Hasta que Seth entró en su vida, nunca antes había salido apropiadamente con nadie o compartido la cama con un hombre.
Incluso entonces, siempre le pedía a Seth que apagara las luces cuando tenían relaciones íntimas. No quería que nadie la viera desnuda a simple vista.
Como lo que Jungkook quería ahora.
Jungkook jaló de su blusa un poco impaciente. Su corazón se sacudió en sus entrañas. Ella se encontraba más nerviosa ahora que cuando descubrió que él era un hombre-león. Ella esperó para ver si Jungkook estaba disgustado con lo que veía. No era ninguna reina de belleza, y la última vez que lo comprobó, la talla dieciséis no era clasificada exactamente como sexy.
Jungkook soltó un suave ronroneo. Su mirada se deleitaba con su cuerpo.
—Exquisita —dijo entre dientes—. Tus hermosos senos podrían encajar perfectamente en mis palmas.
Aparentemente inspirado con sus propias palabras, Jungkook desabrochó los corchetes de su sujetador y se lo quitó. Tomó sus pechos y los apretó suavemente. Jen contuvo un gemido.
Sus pezones de endurecieron al instante. Oleadas de placer explotaron en su sexo. En especial cuando él deliberadamente frotó sus pezones con sus dedos.
La lujuria la envolvió con un suave golpe.
—Muy reseptiva. Que bien —ronroneó—. Adoro a una mujer apasionada. Ahora quitemos el resto de la ropa.
Sus rodillas de debilitaron cuando le bajó el cierre de sus pantalones capri. Se cayeron alrededor de los tobillos con susurro suave. Sus bragas de algodón eran las siguientes.
Jungkook pausó. Su mirada pegada en la unión de sus muslos.
—¿Te depilas? —preguntó.
Jen tragó saliva, avergonzada más que otra cosa.
—Por motivos higiénicos.
Jungkook rió.
—Me encanta —Con un rápido movimiento se apoderó de su clítoris y lo hizo rodar entre sus dedos.
Su rostro se sonrojó aún más. Lo que él le hizo, envió descargar eléctricas de placer a través de ella.
Su coño se apretó y soltó crema. Jen maldijo silenciosamente. Nunca antes había sido tan fácilmente estimulada. Ni siquiera cuando dormía con Seth. Las primeras vecen habían sido difíciles. Pensó que era porque en ese entonces era virgen. Pero sin importar lo que Seth hiciera para provocarla en la cama, él nunca la había excitado de esa manera.
A diferencia de este hombre. Todo lo que Jungkook necesitaba era tocarla y ella se ponía caliente como una
perra en celo.Diablos. ¿Qué es lo que está jodidamente mal conmigo?
Jungkook liberó su clítoris y pasó la punta de sus dedos por sus generosas curvas.
Una sacudida de emoción eléctrica la hizo estremecerse desde la base de su columna.
El ansia entre sus muslos se intensificó, casi hasta el punto de la vergüenza. Ella se humedeció lujuriosamente y goteaba jugo por entre sus piernas.
—Métete en la bañera —le ordenó.
Su voz sonaba más ronca que antes.
Cuando Jen atrapó su mirada, se sorprendió al ver la lujuria quemando en sus ojos.
ESTÁS LEYENDO
𝗟𝗮𝘀𝗰𝗶𝘃𝗶𝗮 | JJK
أدب المراهقينJeon Jungkook es el alfa de la ancestral manada de cambiaformas. Hay algo intrigante acerca de la dulce Jen, con su sedosa piel, sus pechos prominentes y generosas caderas. Su lujuria comienza a arder al instante en que la ve y reclamarla como suya...