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—¿Duele?

—No.

—¿Está bueno?

Dios. Estaba más allá de bueno.

Gimió.

Jungkook se rió tomando su respuesta como un .

—¿Y ahora? —Su agarre se
intensificó mientras sacaba su verga casi todo el camino. Justo antes que la cabeza de su polla abandonara su apertura, se metió de nuevo lentamente como si quisiera revivir la penetración inicial.

Ella se derritió por la sensación. Lo hizo otra vez, más lento que antes. Su coño se apretó desesperadamente en su eje duro como el granito, pero él se hallaba muy húmedo y resbaladizo, el impacto intensificó las sensaciones por diez. No podía creerlo. Nunca pensó que el sexo podía ser tan bueno.

Jungkook susurró detrás de su oído,

—¿Te gusta?

Ella asintió.

—Dilo.

—Me encanta.

Un gruñido bajo retumbó, demasiado salvaje para ser humano.

—Bien. Porque me encanta tenerte así. Cuando te vi allá afuera, simplemente supe que eras la única. Debo tenerte —Sacó y empujó—. Reclamarte.

¿Soy la única? Trató de pensar entre las miles de oleadas de placer, para
digerir lo que quería decir, pero sus pensamientos se esfumaron cuando Jungkook apuró las acometidas. Se salió. Embistió. Más rápido. Más duro. La folló con una serie de fuertes golpes. Ráfagas de placer explotaron una detrás de la otra, por lo que le era difícil respirar.

Jungkook acarició e hizo rodar su clítoris tan rápido como la follaba. Jen jadeó. La combinación de sus embates y la manera en que jugaba con su clítoris la llevaron al borde.

Cada embestida salvaje, cada movimiento duro, cada fricción le enviaba sacudidas de éxtasis a sus
terminaciones nerviosas, arrastrándola más cerca del espasmo final.

Jungkook gruñó y aporreó su coño con un torrente de acometidas y embistes.

Ella tuvo que gritar. Un clímax violento la emboscó. Salvaje y puro.
Su cuerpo se estremeció de pies a cabeza mientras que su mente nadaba en el olvido. Cuando flotó devuelta a la realidad, lo primero que notó fue la verga de Jungkook aún dura en su interior.

La respiración de él era dificultosa y su cuerpo se hallaba cubierto de sudor.

—Dios, nena —jadeó en su oído. Sus manos amasaron sus pechos—. Eres tan buena para mí. Oh joder —Su voz se tensó por la lujuria mientras su coño se contraía alrededor de su eje insatisfecho.

Jungkook besó la parte trasera de su hombro y sacó la polla de su interior antes de llevarla devuelta al dormitorio.

Jen lo miró con asombro mientras Jungkook la dejó en la cama. Aún se
encontraba duro. No estaba satisfecho. Jungkook se arrastró encima de ella, separándole las piernas. La verga rozó los labios hinchados de su coño.

Instantáneamente se abrió más amplia para aceptarlo. Él sonrió ante su impaciencia. Apoyó un codo en el costado de su cabeza mientras su mano libre encontró su coño. Jungkook la besó en la boca. Caliente y codicioso.

—Vamos a ver cuán mojada estás… —Jungkook acarició su coño y deslizó dos dedos en su húmedo calor—. Mierda. Jodidamente mojada. Perfecta.

Ella gimió mientras la tocaba más rápido. Su coño se contrajo alrededor de sus dedos, echando en falta la manera en que su polla la follaba.

La besó nuevamente.

—Mírame cuando te tome.

𝗟𝗮𝘀𝗰𝗶𝘃𝗶𝗮 | JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora