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—Ya he bebido bastante. Han pasado tres horas. ¿Dime otra vez qué estamos haciendo aquí?

Se quejó Taehyung después de beber su cerveza. Él le hizo un gesto al barman para que se alejara, cuando éste le preguntó si quería otra. Taehyung se inclinó más cerca y susurró.

—¿Por qué no buscamos al tipo y le damos una lección? Recuerdas como luce, ¿cierto?

Jungkook entrecerró sus ojos, dándole a su hermano su famosa mirada.

—Paciencia. Tengo curiosidad por ver lo que él hará.

Taehyung escaneó el bar del Resort subrepticiamente.

—¿Cuál de estos gilipollas es
el hijo de puta?

Jungkook hizo un gesto con la barbilla hacia la esquina de la habitación. Tres hombres se sentaron en una mesa ovalada, amontonados, como si tuvieran una profunda discusión. Lucían jóvenes, no podían tener más de treinta, vestidos con trajes de turistas. Hablaban y bebían como si no tuvieran preocupaciones en el mundo. Especialmente el hombre que había visto conducir el jeep. El prometido de Jen.

De vez en cuando, el imbécil se reía, presumiblemente con las bromas que hacían sus colegas, todo mientas pomposamente daba sorbos a su coñac.

Una oleada de furia se elevó por la garganta de Jungkook.

¿Cómo alguien podía estar calmado y alegre, como si nada hubiera sucedido, después de que él drogara, y luego abandonara a la mujer con la que se iba a casar, dejándola a merced de los animales?

Si Jungkook estuviera inclinado a satisfacer su instinto animal, habría arrastrado al hombre fuera de la vista y lo habría despedazado. No. Eso era muy fácil.

𝗟𝗮𝘀𝗰𝗶𝘃𝗶𝗮 | JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora