Hot cakes y miel

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Hoy es mi primer día de clases desde que me mudé a mi nuevo hogar, por lo tanto tendré que cumplir con el papel del chico nuevo. La razón por la que mi familia y yo nos hemos mudado es que mi padre consiguió un mejor empleo cerca de aquí y a pesar de que sabemos que vamos a extrañar al resto de la familia y el viejo vecindario aquí se nos presentan nuevas oportunidades para salir adelante y seguir siendo felices.

Mi mañana comenzó a transcurrir de una manera un tanto caótica debido a que la mudanza apenas había llegado el día anterior y por lo tanto nadie sabía dónde estaba cada cosa entre ese mar de cajas, por suerte yo había reservado las cosas que utilizaría para ir a clases en una maleta de viaje, sin embargo aún resultaba complicado desplazarse de un lugar a otro. Mis padres tenían que encargarse de llevar a mi hermano a clases para después ir a trabajar, por lo que yo tendría que ir solo a la escuela, sin embargo no me molestaba, al final de cuentas la preparatoria quedaba solo a un par de cuadras de la nueva casa. Antes de marcharme mi madre me entregó una bolsa de papel con mi almuerzo y me deseo suerte, yo me despedí de ella y me fuí.

Por el camino no podía dejar de pensar en todo lo que podría suceder durante mi primer día de clases, por mi mente circulaban tanto buenos como malos pensamientos. No es nada nuevo para mí el haberme mudado y por ende ingresar a una escuela nueva, durante prácticamente toda mi vida como estudiante han sucedido este tipo de cosas, pero jamás nos habíamos tenido que mover tan lejos como en esta última ocasión. He tenido buenas y malas experiencias con respecto a las mudanzas y sobre todo siendo alumno de nuevo ingreso, lo más complicado de eso para mí es que los grupos sociales ya están formados, sobre todo si es mitad de ciclo, y es un poco complicada la situación a la hora de tratar de ingresar a uno, sin embargo con el tiempo debido soy capaz de conseguirlo. En todo caso hay dos posibles caminos siempre, el primero es que o todos se me acercaran a hablarme para conocerme y el segundo que simplemente le de igual y poco a poco vaya incorporandome al grupo por mi cuenta.

Me preocupaba mucho el como me desenvolvería dentro de esta nueva escuela, no solo en el ámbito social si no que también en el académico. La verdad es que jamás he sido el alumno más brillante pero tampoco me encuentro tan abajo, por lo que se podría decir que me encuentro en un punto intermedio, lo necesario como para no destacar demasiado y poder continuar con mis estudios de manera correcta. Esto no sería un problema normalmente, pero sin embargo esta nueva escuela es un tanto diferente a las demás, siendo catalogada como la escuela más demandante de todo el país y gracias a esto muchos de sus alumnos cuentan con excelencia académica ganando muchas competencias interescolares y reconocimientos; solo espero cumplir con las expectativa y no desperdiciar la oportunidad de estudiar en un lugar como este.

Mientras más avanzaba rumbo a la escuela podía ver cada vez más personas con mi mismo uniforme, había de todo un poco, chicos que parecían ser simpáticos, unos un tanto más solitarios y algunos otros con cara de criminales juveniles, lo normal. En ese momento me vinieron a la mente recuerdos de mis ingresos anteriores a otras escuelas, siempre me ponía muy nervioso e incluso en ocasiones comenzaba a sentir un pequeño dolor en el estómago y hoy esto no era la excepción, pero estaba tratando de controlar dichas emociones de la mejor manera posible ya que si de verdad quiero encajar dentro de esta institución debo comenzar a forjar nervios de acero para resistir cualquier tipo de cosa que pueda venir.

Llegué a la escuela y no tenía nada de especial estructuralmente hablando, había casilleros en la entrada y una gran extensión de inmueble con infinidad de aulas y un patio como en el resto de escuelas. Al entrar dejé mis cosas dentro del casillero que se me había asignado, me cambié de zapatos y saludé a los compañeros que hacían lo mismo en ese momento. Todo iba bastante bien, estaba siendo educado y al parecer este sería un nuevo comienzo bastante bueno, o eso quería pensar para no ponerme aún más nervioso de lo que ya estaba de por sí. Me dirigí a mi salón de clases con la esperanza de no perderme en el proceso y la verdad yo imaginaba que todo sería un lugar muy frío y sin ruido gracias a las características del trabajo dentro de la institución, sin embargo como en cualquier otro lado todos se estaban saludando entre sí y conversando mientras hacían mucho ruido.

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