CAPITULO 13

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—¿Baba? ¿Podemos ver el partido de fútbol de Taehyung? —Rosé rebotó en su asiento elevado mientras Seokjin comprobaba tres veces su hebilla. Taehyung se había ido después del trabajo las últimas dos noches, practicando con Yoongi y otros miembros del equipo para el juego de demostración.

—¿Por favor? —preguntó Jisoo—. Es antes de la hora de dormir. Lo sé. Pregunté.

—Preguntaste, ¿eh? —Suspiró Seokjin. Tenía un mensaje de texto en su teléfono de Yoongi diciendo que llevara a las chicas al partido y una nota en la nevera de Taehyung con la hora y el lugar del juego. Parecía que todo el maldito mundo estaba conspirando para interrumpir su rutina vespertina.

—¡Taehyung! ¡Juego! ¡Vamos! —Aplaudió Jisoo que usualmente era más tranquila. —Y hamburguesas de camino.

—¡Quiero queso en la mía!

Seokjin gimió. No había ascendido entre los rangos SEAL sin saber cuándo era superado en número. A veces todo lo que uno podía hacer era rendirse y reagruparse.

—Está bien, está bien, pero directo a la cama después.

El partido de fútbol se estaba jugando en los campos de fútbol Junior de Seau, lo que significaba mucho tiempo para que las chicas devoraran las comidas para niños en el auto, algo que raramente permitía, y se quedaran dormidas en el camino. Incluso la siesta corta de media hora significaba que sin duda estarían rebotando contra las paredes a la hora de acostarse. Lo que significaba menos posibilidades de que Seokjin volviera a divertirse con Taehyung. Sus horarios no se habían alineado desde el domingo por la noche, y si no lo supiera mejor, pensaría que Taehyung lo estaba evitando. Y realmente, debería estar aliviado sobre eso, no estar esperando una repetición. Casi en el lugar y con mucho tráfico, el dispositivo manos libres Bluetooth de su auto señaló una llamada entrante de Harisu. Las chicas dormitaron durante su saludo, incluso con la llamada en el altavoz, y ni siquiera parpadearon ante la respuesta emocionada de su abuela.

—Tengo muy buenas noticias. Ganamos unas entradas, ¿adivina para qué?

—No tengo ni idea. —Seokjin no estaba sorprendido, Harisu era la reina de los concursos, ingresando impulsivamente a cada sorteo, rifa y subasta de caridad que se le cruzaba por el camino. Tenían un montón de dinero, suficiente para que Jongin tuviera un importante fondo fiduciario que le permitió a él y a Seokjin obtener la casa, pero Harisu hacía de los cupones y los concursos un hobby.

—Un paquete de cuatro boletos para Disney de la recaudación de fondos de la banda. No podemos esperar para tomar un fin de semana y llevar a las chicas.

—Eso es maravilloso. —Seokjin trató de contener la agitación en el estómago. Eso estaría bien. Harisu y Seonmi se habían llevado a las chicas a pasar la noche y a excursiones de un día antes. No había razón para que esto activara su ansiedad. —¿En cuándo están pensando?

—No este próximo fin de semana, ¿pero el siguiente? Estoy pensando que podemos irnos el viernes por la noche, luego tendremos todo el sábado en el parque y de vuelta a casa el domingo.

—Estoy libre ese fin de semana, el viernes por la noche y el sábado al menos. Yo podría...

—No te ofrezcas a venir. Queremos hacerte un favor. Darte un descanso, que el señor sabe que te lo mereces. Por favor Seokjin, solo déjanos hacer esto por ellas.

Seokjin frenó más fuerte de lo que necesitaba en una luz roja. Y apretó los dientes. ¿Por qué era tan difícil ceder el control?

—Tomen muchas fotos —dijo al final—. Y observen a las chicas en la piscina del hotel...

—Por supuesto. Ya verás. Esto será encantador. Una oportunidad para ponerte al día durmiendo.

O con Taehyung, intervino el cerebro de Seokjin sin haber sido invitado. Oh diablos. ¿Un fin de semana completo solo con Taehyung con él no programado para estar de servicio? Tal vez debería ofrecerse voluntario para horas extra... Se despidió de Harisu incluso mientras su cerebro continuaba agitándose.

ROMPECABEZAS (Libro II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora