SOPLAME LA VELA

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Memo estaba ocupado, muy ocupado. Se acercaba el cumpleaños de Lio, y Guillermo estaba decidido a hacer de ese día algo realmente especial.

Después de tantos años de matrimonio, Guillermo sabía que sorprender a Lio no sería tan fácil. Sin embargo, estaba determinado a encontrar la manera perfecta de celebrar ese día tan importante.

Guillermo pasó días planeando una fiesta sorpresa. Aunque tenia que hacer maromas con la concentración en la selección y todo el problema que había estado rondando con la selección mexicana. Quería que fuera una noche llena de risas, solo ellos y sus amigos más cercanos, sin nada de que preocuparse.

Invitó a los amigos más cercanos de la pareja, sus hijos también estarían presentes, y aunque habrá alcohol se asegurara de enviarlos a dormir antes de que se haga muy noche . La casa estaba decorada con globos, serpentinas y confeti, creando un ambiente festivo y alegre.

Guillermo se ocupó de organizar cada detalle. Estaba decidido a hacer que su esposo se sintiera especial y amado en su día. Coordinó con los amigos de Messi para que llegaran antes que él. Quería que fuera una sorpresa completa.

Llegando el tan esperado día había tomado un vuelo directo a Barcelona, donde estaba ubicada su casa, aunque el estuvo planeando todo, Kun fue el encargado de que todos sus requisitos fueran cumplidos. El cumpleaños de su esposo no era algo que se tomara como un chiste.

Mientras tanto, Guillermo se aseguraba de que todo estuviera listo. La música estaba lista para ambientar la fiesta, el aroma de la comida recién preparada llenaba el aire y las luces estaban perfectamente ajustadas para crear un ambiente cálido y acogedor.

A medida que se acercaba la hora de la hora de llegada de arribo de Messi, los amigos de Messi comenzaron a impacientarse. No podían contener su emoción por ver su reacción al entrar en la sala.

Finalmente, al aeropuerto lo había ido a recoger Rodrigo, el cual envió un mensaje a un grupo que WhatsApp que crearon para esta reunión, aparcando la camioneta en la que se transportaban al frente de la gran casa se bajaron y Messi fue directo a la puerta de la casa y al abrirla, fue recibido por un estallido de alegría. Sus amigos estaban por toda la sala y gritaron al unísono: "¡Feliz cumpleaños, Lio!". Messi se quedó boquiabierto, sin palabras ante la sorpresa.

"¡Vaya, nunca me lo esperé, Amor!", exclamó Messi emocionado, usando el apodo cariñoso que por lo general siempre le decía a Guille en la intimidad.

"¡Feliz cumpleaños, Rey!", dijo Guillermo con una sonrisa de oreja a oreja, envolviendo a Messi en un abrazo fuerte. "Sabía que teníamos que celebrar este día de una manera especial. Te mereces todo esto y más".

Los amigos se acercaron para abrazar y felicitar a Messi, llenando la casa de risas y alegría. Los hijos de la pareja se unieron a la celebración, corriendo hacia Messi y entregándole sus regalos hechos a mano.

"¡Mira, papá! ¡Te hice una tarjeta con mis propias manos!", exclamó su hijo mayor, mostrando orgulloso su obra maestra.

"Gracias, cielo. Esto es lo mejor que podría recibir en mi cumpleaños", respondió Messi, con lágrimas de emoción en los ojos.

La noche continuó entre risas, música y baile. Guillermo había contratado a un DJ que tocaba las canciones favoritas de Messi, y todos se unieron alegremente en la pista de baile.

"Mira, Lio, te traje tu playlist especial para que podamos bailar al ritmo de tus canciones favoritas. ¡A ver si todavía tienes los mismos pasos de baile!", bromeó uno de sus amigos, provocando risas en el grupo.

Messi rio y tomó a Guillermo de la mano, dirigiéndose hacia la pista de baile. Bailaron juntos al son de la música, reviviendo momentos divertidos y recordando las travesuras que habían compartido a lo largo de los años.

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