La falda tenía dos aberturas a los costados de ambas piernas y un intrincado patrón geométrico que representaba el mar. Severus nunca había visto nada tan bello. Con cuidado la deslizo entre sus piernas, la tela era tan suave que temía que pudiera romperse.
-Mierda- se quejó al observar que su ropa interior se veía a través de las costuras en su constado- ¿por qué se ve tanto?
-Porque lo estas usando mal- interrumpió el alfa a sus espaldas- quítate la tela de debajo.
El pelinegro se giro enfadado, suficiente había tenido con cambiarse delante de él como para quitarse lo único que evitaba que sus partes íntimas quedaran expuestas a cualquiera. Con un intento de mantener la poca dignidad que le quedaba, le dio la espalda y continuo arreglando su vestuario. Las manos del alfa no tardaron en atrapar las suyas.
-Te he dicho-comenzó mientras desprendía feromonas que le paralizaban- que esto sobra.
Sirius comenzó a deslizar lentamente la prenda por sus piernas, manteniendo su mirada fija en su blanca piel. Sus manos comenzaron a pasearse por sus pantorrillas hasta atrapar su redondo culo. Severus gimió. El alfa deslizó con cuidado la prenda a un lado dejando su intimidad descubierta, la noche anterior solo había disfrutado de aquella pequeña apertura tras el pene pero, en ese momento, daría placer a aquel miembro que se elevaba levemente.
-No lo toques- suplicó el omega mientras agarraba con fuerza los rizos de su pareja- es muy sensible.
El alfa hizo caso omiso a sus palabras. Sus callosas manos fueron sustituidas por su húmeda lengua que se deslizaba sin piedad desde la punta hasta la base, bordeando los testículos y dando suaves lamidas a los pliegues de su coño. El omega tembló de placer.
-Para- suplicó mientras sus piernas cedían y caía con un ruido sordo en el suelo- joder, te dije que pararas.
Sirius continuo sin prestar atención. Su boca había vuelto a atacar aquel diminuto miembro hasta que los gemidos del joven inundaron la pequeña cabaña. El alfa nunca había pensado que podría hacerse adicto a aquel jovencito que lo único que había conseguido era llamar su atención gracias a Lockhart. Su lengua comenzó a moverse con más velocidad y sus labios a ejercer más presión, habría preferido estar más tiempo disfrutando de aquella dulce piel pero les esperaban y tenía que darse prisa. El omega se corrió fuertemente en la boca del contrario.
-Esto sobra- terminó con una sonrisa mientras recogía la prenda de ropa interior y la tiraba por la ventana- me desharé de todos los que tengas así.
-No tengo nada- gruño- todo lo que tenía ardió.
-Perfecto, menos trabajo para mi.
El omega fue arrastrado hasta la orilla de la playa, lugar donde celebrarían el gran banquete de bienvenida en el honor a ellos. Severus analizó su alrededor. Lucius ya había llegado al lugar y se mantenía fuertemente agarrado por su alfa que bebía mientras charlaba con un omega de belleza deslumbrante.
Sirius corrió hacia el joven y le abrazó con verdadero cariño provocando una leve punzada en el pecho del pelinegro, estaban recién marcados, el alfa no debería acercarse tanto a otro omega, menos uno tan hermoso. Con cierto recelo se acerco al grupo.
-Sev- llamo Lucius mientras intentaba alejarse del de cicatrices.
El omega permitió que su amigo le abrazara consiguiendo así que el alfa le soltara levemente dejándolo tranquilo. El pelinegro se acercó a la glándula del mayor, necesitaba el olor de alguien de su manada, un olor que fuera a eucalipto y salvia no sal.
-Dijiste que no era bello- habló el omega contrario llamando la atención de los dos Hutans- pero yo creo que es encantador.
El joven al que había llamado Regulus vestía unos pantalones de tela y una toga abierta que dejaba a la vista su moreno pecho así como sus delgadas caderas; sus ojos verdes brillaban como dos gemas y sus suaves labios eran gruesos además de atrayentes.
-Me gusta- continuo hablando sin prestar atención a las miradas incómodas de los dos contrarios- bienvenido a la familia.
-Severus- interrumpió su alfa- el es mi hermano Regulus.
El pequeño sintió su cuerpo relajarse ante aquella afirmación, aquella hermosura no era una amenaza. Los omegas fueron guiados hasta la hoguera que se encontraba a las orillas del mar, miles de cojines la bordeaban y, tras estos, varias cestas repletas de comida y bebida. Junto al fuego los Lauts bebían y comían en tranquilidad, los omegas se mantenían en todo momento sobre la piernas de sus alfas.
-¿Qué quieres comer?
El omega miró los manjares en las cestas, pescados, moluscos y algas pero ninguna fruta. Sus manos se acercaron al extraño caparazón negro pero el alfa le freno.
-Yo lo cojo- le susurro en el oído- tu solo disfruta.
Alrededor de Severus la música había comenzado a inundar la amplia playa y sus oscuros ojos habían comenzado a divisar a sus antiguos vecinos. Barty se encontraba pegado al fuego, tiritando levemente por el frío y apenas vestido con unos pantalones de lino, estaba rodeado por varios omegas que le miraban fijamente, analizando su cuerpo y fracciones. Cerca de donde estaba el castaño vio a Lily sentada en las piernas de una rubia que bebía junto a la omega que se había dedicado a insultarle, le extraño lo quieta que estaba y la mirada incómoda que portaba pero lo relacionó con la situación actual. Por último pudo ver a James Potter, un alfa de cuerpo musculoso que se dedicaba a gastar bromas por toda la aldea y que en ese momento estaba atado a unos pasos de Barty.
-Va a empezar en breve- Sirius le guio hasta unos de los huecos libres junto a Remus- acomodémonos.
Ambos alfas se sentaron sobre unos amplios cojines mientras los omegas tanteaban sus posibilidades, el espacio era reducido y si no se sentaban en sus piernas acabarían muy cerca del fuego o demasiado alejados como para congelarse por la brisa nocturna.
-¿Qué coño estáis haciendo?-jadeo Lucius cuando ambos jóvenes dejaron al descubiertos sus gruesas pollas- guardar eso.
-Lo haremos ahora mismo cariño- le gruño Remus- en tu apretado coño.
Severus se escandalizó cuando Sirius asintió ante la afirmación del alfa. Recordó que el omega del líder les había recibido así el primer día y todos los omegas estaban sobre sus alfas, joder, ahora entendía la incomodidad de Lily o porque no podía usar ropa interior.
-No vamos a hacer eso- se negó.
-Si lo harás- Sirius había fruncido su ceño y alejado las dos jarras de licor- Omega- ordenó con la voz- pon tu coño en mi polla, ahora.
El pelinegro se movió hasta el joven, levanto levemente su falda y se dejó caer en el miembro, la falta de preparación había provocado que fuera demasiado incómodo pero la sensación de ser llenado le mantenía completo.
-Buen chico- felicito el castaño mientras deshacía el poder de la voz- ahora observa, esta apunto de comenzar.
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Salvaje (Harry Potter)
FanfictionLa enemistad entre ambos clanes había estado siempre presente, creciendo como una llamarada descontrolada y, cuando todo explotó, solo quedaba sobrevivir. Los personajes no me pertenecen.