30_Lara

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Chad

Aún no puedo creer todo lo que estoy viviendo, todo lo que a ocurrido en estos últimos meses. En ciertas ocaciones me quedo mirando a un punto fijo analizando si lo que está pasando sobretodo conmigo, es real. Si este que veo cada día frente al espejo es el mismo. Se que todos estamos en constante cambio, que no somos los mismos de he una semana, ni siquiera de hace un día atrás, pero en lo particular, por mi mente jamás pasó que en algún momento podría llegar una chica y derrumbar todo lo que construí.

Némesis llegó como una bola de fuego salida de un volcán en erupción y arrasó con todo. La vi y me encantó, que estaba buena fue lo primero que cruzo mi mente, no lo negaré. Pero después se metió tan dentro, tan profundo en mi cabeza que no pude sacarla. Eso me frustraba, creer que estaba queriendo a alguien, que por su culpa no fuera yo mismo.

El secuestro me despertó del terrible error en el que dormía plácidamente. Hay personas que llegan a nuestra vida para revolucionarlo todo. Para mostrarnos, que salirse de zona de confort a veces no es tan malo. Ella llegó a darle un giro de 360 a todo y eso me gustó, me gustó ser derrotado por alguien que nunca creí más fuerte que yo.

-¿En que piensas? -pregunta Némesis mientras caminamos tomados de las manos por alguna calle de la cuidad. No recordaba los Angeles así de hermoso. Todo tan brillante bajo la oscuridad de la noche. Quizás es porque no le prestaba atención a nada a mi alrededor. Y ella me hace ver todo de otra forma.

-Gracias -tomo sus dos manos y tras caminar un paso me detengo frente a ella. Me observa confundida. - Todo este tiempo he tenido una idea muy errónea de la vida. No lo entendía hasta que te deje entrar en mi vida y vi todo de otra forma. Llegaste y lo pusiste todos patas arriba, y lo cierto es que nada de lo que antes hacía me inspiraba. Solo intentaba llenar ese vacío porqué...

-Tenías miedo de quedarte solo -continúa mis palabras y asiento de acuerdo. Puede entenderlo todo, como si leyera mi mente.

-No se porqué, pero supongo que la muerte de mis padres tuvo mucho que ver. A ellos les quería demasiado y los perdí. Supuse que si evitaba ese sentimiento no perdería a nadie más.

-Chad -me estrecha entre sus suaves brazos y la imito envolviendo todo su cuerpo contra los míos. -No tengo palabras, pero aquí estoy para lo que necesites.

-Tus abrazos están bien -beso su cabeza provocando que esta intensifique su abrazo. Quiero besarla cuando separamos nuestros cuerpo y sus ojos se desvían a mis labios. Estas son unas de las cosas a la que cuesta decir que no. A sus oscuros ojos iluminados por el deseo.

Nos separamos entre risas luego de unos segundos, al darnos cuenta de que estamos en una acera al costado de la carretera donde además pasan cientos de autos.

-¿Te ha gustado la pizza? -pregunta alejando mis pensamientos de sus labios rosados y húmedos, para seguir el paseo.

-A pesar del picante, creo que ha estado deliciosa -confieso. Odio el picante. Recuerdo la broma de la hamburguesa cuando nos conocimos. En ese instante no supe si odiarla o admirarla. Nunca nadie me había enfrentado de aquella forma tan valiente.

-Tu has decidido ponerle más de la cuenta, además no me hubiese importado comerla sin eso.

-Digamos que quise parecer impresionante. Se que te gusta mucho el picante.

-No tienes que impresionar a nadie. Ser tú mismo no es malo.

-Lo dices porque estás tan loca por mi, que no eres capaz de ver mis defectos. -la provoco. Se que esto la hará enojar.

-¿Cómo puedes ser tan creído? Jamás he conocido a nadie como tú. Es más, incluso Te odiaba, pero...

-¿Soy demasiado guapo cierto? -inclino mi rostro hacia su altura. Sus mejillas se sonrojan cuando sonrió. De cerca puedo notar algunos pequeños lunares cerca de su nariz, la hermosa curva de su sonrisa o sus espesas y largas pestañas dibujando el rostro más bello que haya visto, quizás no es una miss universo y su cuerpo no es el de la típica modelo de revista, pero para mi es más que perfecta. Es hermosa.

-Tu teléfono suena -anuncia Némesis devolviéndome a la realidad.

-No quiero arruinar el momento -ella ladea la cabeza negando. -Bien -me incorporo sin quitar la vista de sus lunares para tomar el celular con la llamada insistente de mi abuelo. -Abuelo.

Escucho una pausa luego de una profunda respiración.

-Chad hijo. Tu abuela... ella... tienes que venir al hospital - Capto sus palabras y las proceso unas veinte veces en mi cerebro hasta entenderlas. Cuelgo sin decir una sola sílaba.

Quiero ver a mi abuela.

No, no la abuela ¿Por qué entre tanta personas malas en este jodido y asqueroso mundo se tienen que ir las mejores. Mi abuela es una de esas personas especiales que nos tocan en la vida y que aunque disfrutemos cada día de ellas te quedas con la sensación de que nunca tendrás suficiente. Cuando era un niño y mis padres murieron opté por encerrarme en mi habitación. No comía, no hablaba, ni siquiera veía a mis amigos. Fue entonces cuando mi abuela llegó con aquel DVD y unas palomitas.

Solo los dos nos detuvimos por horas viendo entre risa y emoción cada capítulo de los mosqueteros. Yo reía porque había descubierto lo que quería ser de grande. Y ella porque había logrado salvar a su nieto de la triste soledad. A mi abuela no le queda nada grande por eso me es tan dicidl creer que algo así esté pasando con ella.

Lleva días donde su enfermedad está empeorando, siempre le temí a este momento, donde mi abuelo terminará llamándome para decirme que a la abuela le quedan solo unos días o horas.

Salgo disparado viendo a mi alrededor todo pasar demasiado rápido hasta que puedo respirar una vez más cuando una mano detiene mi rápido caminar. Vuelvo a la vida, no me di cuenta de que estaba conteniendo la respiración, que había perdido la noción del tiempo, hasta que sentí su calor impactar mi mano.

-No se que está pasando, pero sea lo que sea, estaré aquí, contigo -esta envuelve mi mano junto a la suya con más fuerza, sin desviar el contacto visual con mis asustados y temerosos ojos.

Observo su mano aferrarse a la mía. Mi corazón se siente cálido y lleno a pesar de estar sintiendo un horrible vacío. -Es mi abuela... su enfermedad...Tengo mucho miedo -confieso.

Sus ojos se abren como platos hasta tornarse vidriosos.

-Pase lo que pase, nunca soltaré tu mano ¿lo entiendes? Ni tú ni Lara me dejaron cuando lo necesité y yo tampoco lo haré -No puedo controlar las lágrimas tras sus palabras. Mis ojos se tornan vidriosos y escurro estos tras abrazarla. Tengo miedo. Mucho miedo.

-Eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Has llegado en el momento correcto. Gracias por poner todo en duda. Mi abuela tiene razón... Eres perfecta para mi -susurro en su oído.

-Vayamos y digámosle juntos esto.

-¿Qué cosa? -pregunto confuso.

-Que nos queremos.

Creí que se lo pensaría, que pasaría semanas para decirme o que nunca lo haría, pero lo ha hecho, ha dicho que me quiere. Y no se que sentir. Solo que quiero contarle a ella, a la mujer que me devolvió a la vida. A mi segunda madre lo que siento por Némesis, que sus predicciones se habían cumplido. Que había caído rendido a los pies de una chica tan parecida a mi; sin escapatoria, sin vuelta atrás.

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Némesis[✔️] ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora