destiny

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Las luces del tren alumbraban con intensidad, la lluvia se intensificó con cada segundo que pasaba. Las copiosas gotas se estrellaban contra el suelo de la estación y los charcos se hacían cada vez más grandes. Cada tanto, algunas parejas pasaban esquivando las pozas de agua, compartiendo paraguas, acurrucándose del frío. 

La lluvia provocaba un efecto de huida en todos, pero para mi era el escenario ideal para recordar aquella vez que el destino rompió mi corazón. 

Desde que conocí a ese perfecto chico de ojos verdes experimenté por primera vez las famosas mariposas en el estómago, esa extraña sensación que inevitablemente te hacía sonreír como bobo. Cada día, anhelaba alargar el tiempo de sus conversaciones y encontrar una excusa para entablar más contacto con él. Pero la timidez siempre se interponía en mi camino. 

Los meses pasaban demasiado rápido y la desesperación por querer expresar mis sentimientos era cada vez más fuerte. Finalmente, decidí escribir una carta; demasiado cliché, pero también es lo mejor para mi, poder decirle lo mucho que lo amo sin importar qué. Pasé extensas horas buscando las palabras perfectas para describir lo que él provocaba y significaba en mi vida. Cada palabra, cada frase, estaba impregnado de amor. 

Al fin llegó el día en que daría el gran paso y entregaría la carta a mi enamorado. Sentía como mi corazón latía con tanta fuerza que parecía que iba a escapar de mi pecho. 

Me acerqué tímidamente a él con la intención de entregarle lo antes posible todos mis sentimientos por medio de ese pedazo de papel, pero él parecía apresurado, solo tomó la carta y corrió sin siquiera decir algo. 

¿Debería conformarme con eso? 

Sin embargo, en el tumulto de la estación, él metió la carta en su bolsillo sin darse cuenta de la importancia que tenía. Cuando subió al vagón, lo seguí desde lejos, observando cómo el tren se alejaba cada vez más. De repente, un viento fuerte sopló, haciéndole soltar la carta. Con mirada horrorizada, vio cómo el papel se perdía entre las ruedas del tren y se desvanecía en la distancia.

Quedé paralizada en ese momento, observando el tren desaparecer. Las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos, sabiendo que mi amor nunca recibiría la carta que había tomado tanto valor en realizar. Todos mis sueños y esperanzas de una vida juntos se desvanecían como el papel en el viento.

Con el corazón roto, decidí que ya era suficiente. Había hecho todo lo posible para expresar mis sentimientos, pero el destino tenía otros planes. Seguí adelante con mi vida, pero nunca olvidaría el amor que sentía por ese perfecto chico de ojos verdes. 

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⏰ Última actualización: Jun 24, 2023 ⏰

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