Capítulo 15

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—Por favor, Harper, tranquila respira…no estoy aquí para hacerte daño…

La mujer poco a poco, escuchando las palabras suaves y tranquilas del CEO, fue tranquilizándose, recordando que no estaba en su casa, que no estaba indefensa con Mark y que definitivamente está relativamente segura con ese hombre que la miraba con extrema preocupación.

—Si, si, estoy bien, me tengo que ir…

Brake Black la tomó de la muñeca y la soltó así de rápido, no queriendo que vuelva a entrar en pánico.

—Por favor, Harper. Estamos casados, no te veo bien, acompáñame a un médico, quizás…

—¡Qué no soy tu esposa! ¡Mi novio está aquí y se volverá loco si me ve hablando con otro hombre!—explotó repentinamente, ansiosa por que Mark ya estaría volviendo en cualquier momento—. ¡Deja de perseguirme! ¡No sé como lo hiciste pero…!

—No te perseguí—la detuvo—. Soy CEO, tengo que asistir a este tipo de eventos todo el tiempo. La sorpresa fue mía al verte aquí y sola…

Harper movió la cabeza—. No estoy sola, vengo con mi novio, y si me lo permites…

Lo dejó allí, con más preguntas que respuestas y totalmente contrariado. Era cierto, ella tiene novio y al parecer está pasando algo en lo que no puede interceder. Sin embargo, Harper también ha firmado un contrato con él, lo que significa que están casados y legalmente unidos. Lo que tenga que ver con ella y la pequeña Hannah, tiene que ver con Black, por lo que decidió a llevársela con él, así sea a rastras y alejándola de su novio por ser oficialmente su esposo, sin embargo, al salir de ese cuarto, ya no estaba a la vista.

Recordó esa blusa de manga larga que su reciente esposa estaba portando. Entrecerró los ojos hacia la salida de la mansión.

¿Por qué traía mangas largas si hacía demasiado calor para usarlas en pleno verano?

Un sentimiento feo recorrió sus venas y la vena de la sospecha comenzó a palpitar en su frente. ¿Será qué…?

Metió las manos en los bolsillos, acariciando lentamente ese tacón rosa que el desastre andante había perdido ese día en su empresa. Desde que Brake lo recogió del pasillo, lo trae consigo a todos lados, le hace sentir que una pequeña parte de su mujer está acompañándolo en todo momento y lugar, ya lo considera como un amuleto de buena suerte.

Claramente eso no se lo dirá ni admitirá frente a nadie. Es un gusto demasiado infantil, culposo y vergonzoso.

La castaña salió a toda prisa del cuarto y gracias al cielo que lo hizo, porque unos segundos después Mark apareció en su campo de visión, diciéndole con los ojos que se retiraban en ese mismo instante de aquella reunión.

(...)

Llegó un momento en su matrimonio que Mark decidió dejarla embarazada y casi Harper entra en pánico al escuchar esa afirmación.

—¿Que…?—carraspeó—. Cariño, ¿Quieres tener un bebé?

—Así es.

—Pero tenemos a nuestra hija, ya tenemos a Hannah…

El semblante de asco que apareció en su rostro rompió el corazón de la mujer.

—Sabes bien que ella no es mi sangre. No ha salido de mí.

—Cariño…

—Quiero tener un hijo, un varoncito—decretó—. ¿Sabes lo bien que hablan mis compañeros de bufete sobre sus hijos? Pequeños varoncitos formados, hechos y derechos, algunos estudiando medicina, otros siendo futbolistas o abogados como sus propios padres. Es hora de que nosotros también tengamos lo mismo. De que yo pueda anunciar que estoy al mismo nivel que ellos.

Esposa por alquiler//BUENOVELA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora