Capítulo 10: Cambios.

797 78 17
                                    

En el edificio I.M.P. Loona estaba en la recepción terminando de acomodar varios archivos en la computadora, desde diferentes tipos de pedidos, facturas de servicios básicos del edificio, hasta una suscripción a clases de cuidado y manejo de caballos, todo normal en ese día, cuando escuchó la voz de Blitzø acercándose a la recepción.

—Oye Loonie, ¿has visto a (T/N)?

—No desde hace un buen rato, ¿por qué? — dijo sin despegar la vista de la pantalla.

—Bueno, debo hablar con él sobre su comportamiento y la falta que cometió, — respondió en tono serio mientras se le veía sosteniendo una hoja en su mano derecha. — Por cierto, ¿cómo está tu pierna? — la voz del diablillo se suavizó un poco.

Loona miró su vendaje, ya no dolía solamente sentía un poco de ardor cuando la movía.

—Está bien Blitz, ha recibido peores cosas que una simple rajada. — mencionó sin mostrar preocupación. — Además viste que tampoco se quedó sin recibir ningún rasguño, literalmente le saqué la mierda a golpes, créeme estoy segura de que jamás se le ocurrirá volver a hacer algo así.

—Lo entiendo querida, pero necesito saber que realmente no lo hará, es por eso que le dije que me hiciera su disculpa escrita. — dijo mostrándole la hoja.

—Bueno, quién sabe cuánto tardará, y si no es eso, pues puede ser que ya hasta se lo hayan cogido.

Loona volvió con lo que estaba haciendo mientras Blitzø se retiraba a su oficina en lo que esperaba a que llegase el chico perro.

Mientras tanto, en el mundo de los vivos, se podía ver a un hombre joven llegando cansado a su lujosa casa, situada en lo profundo de un bosque. Cerró su vehículo y su hogar para dirigirse a su habitación, donde se despojó de su costoso saco y se dejó caer exhausto sobre su cama. Allí, mientras miraba al techo decidió cerrar los ojos. Sin embargo, antes de que pudiera hacerlo, estos se abrieron de repente, su mandíbula cayó y sus pupilas se dilataron, mientras las sábanas se impregnaban con su sangre. Desde debajo de la cama, se produjo un movimiento, una garra blanca emergió. Y en seguida apareció otra, sosteniendo un machete con una hoja larga manchada de sangre. Ambas garras se aferraron al suelo y, de repente, salió nuestro querido chico perro favorito, quien se estiró tras haber pasado mucho tiempo en ese lugar.

—Por los dioses creí que no llegarías nunca. — se quejó. — Al menos ese portal me dejó bastante cerca de tu casa.

(T/N) tenía que cerciorarse de que el trabajo estaba hecho. Remató al hombre clavando con fuerza un cuchillo justo en el centro de la cabeza, así acabando el trabajo.

El chico perro guardó el arma ya limpiada en la mochila que llevaba, antes de llamar a Loona por aquel celular viejo que Blitzø le había prestado, vio en el cajón al lado de la cama un par de anillos y una cadena de lo que parecía ser oro.

«No sé si en el infierno hay lugares para empeñar oro, pero...» justo recordó a la pareja de diablillos. «ellos han hecho mucho por mí, sería un buen gesto al menos devolvérselo ¿no?, aunque el regalo no lo haya conseguido de forma muy ética.»

Guardó rápidamente los objetos en sus bolsillos y llamó a Loona. En cuestión de segundos, un portal se abrió. Le tomó una foto al cadáver y se dirigió hacia el portal, pero antes de entrar, echó un último vistazo y sintió un escalofrío al imaginar que estaba en los zapatos de aquel hombre. Llegar a casa exhausto, acostarse y ser apuñalado de repente, dejando que su vida se desangrara lentamente, era algo sumamente aterrador y no se lo deseaba a nadie.

Al salir vio que no solo la sabueso estaba en la recepción, sino que Blitzø también.

— ¿Je- jefe?

"Corazones Sanados" -Un Fanfic de Helluva Boss-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora