~𝖕𝖆𝖗𝖙𝖊 𝖚𝖓𝖎𝖈𝖆~

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~ ¡Mamá, mamá! ¿Qué es hacer trampa?
~ La trampa, mi amor, es una ley de vida. Si no haces trampa primero alguien lo va a hacer en tu lugar.
~ ¿Y para que quiero hacer trampa?
~ Para ganar, vida mía. Nadie gana si no es con trampa, y aquel que lo haga, es un mentiroso peor que el que reconoce que hace trampa. Haz trampa y ganarás, deja que te pisoteen y perderás.
~ ¿Pero no estaría ganando de forma deshonesta?
~ ¿Te pasa algo, querido? Este, es el mundo del revés...

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<En tu boca mordí la manzana carmín del deseo y la tentación. >

<Me hizo probar su veneno y ahora no puedo con la maldición>

<Una araña que me atrapó en sus redes, ¿a qué se debe?, dime ¿qué es lo que quieres?>

<Como Eva y Adan, manda a la mierda al que la quiera flashear>

<Es una bitche', pero primero cautivó con su cara angelical>

<Me hizo probar su veneno y ahora no puedo con la maldición>

<En tu boca mordí la manzana carmín del deseo y la tentación. >

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¿Alguna vez les comenté que mi fruta favorita eran las manzanas? Las rojas, no las verdes (esas las veía todos los días, cada vez que miraba mi reflejo). El dulzor de las manzanas rojas me invadía el paladar como ningún otro alimento había podido jamás. Podía sentir su dulzura, su brillo e incluso su color, pasión y fortaleza.

Su líquido parecía sangre, aunque no tuviese el color de la misma (ocasionalmente si, si mordía muy fuerte).

Amaba como algunas veces el jugo del fruto caía por el costado de mi boca, se deslizaba por mi mentón hasta mi garganta y dejaba todo pegoteado. Mis dedos agarraban con más fuerza la fruta, la apretaban y sentía que mis uñas se clavaban para sonsacarle más de ese almíbar pegajoso. Se deslizaba por mi mano, quizá y si estaba distraído algunas gotas caían o resbalaban por mi antebrazo.

Al principio no lo probaba, solo dejaba que caiga. Pero un día me anime, y desde ese momento le empecé a preguntar a todos los verduleros que me cruzaba si por casualidad las manzanas rojas podían ser venenosas. Me miraban y se reían, pero yo les decía que nunca habían probado la que yo. Me dieron de probar ese jugo, me envicie, y ahora es una eterna maldición que me persigue. Porque gasto cada centavo que tengo en las manzanas .

Y así no se puede loco, algún día de estos me voy a quedar pobre.

Con el pasar del tiempo me amigué con las arañas, porque de chico les tenía miedo. Me acuerdo que corría a mi mamá y le gritaba llorando -¡Mamá, mamá! ¡Hay una araña, mátala!- y mamá iba y la mataba. Algunos días de mi vida me da la sensación de que las trampas llegan muy lejos, las arañas son más grandes que de antaño y tienen telarañas más sofisticadas, que no incluyen tantas cuerdas (a menos que te guste, claro, no soy quien para juzgar). A mi no me gustan, pero siento que estoy atado de manos y no puedo hacer nada.

Y hay otros días que me pregunto si quiero hacer algo para desatarlas. La respuesta jamás me gusto pero siempre es la misma. No.

Un día me intentaron hacer trampa, porque me querían robar a mi manzana. Tontamente, me olvide que mi manzana se parece demasiado a Eva, la primera humana y la primera tramposa. Mi manzana se enojo tanto que los mando a la mierda, estaba más roja que de costumbre. (Usen su imaginación por favor, no se olviden que las manzanas son frutos no personas, se los recuerdo porque yo suelo olvidarlo mas a menudo de lo que me gustaría).
Usualmente me creo Adán, porque soy estupido y caigo en sus trampas. Tampoco es que me importe mucho. Suelen ser trampas muy dulces.

¿Me dirían esquizofrénico si les digo que a mi manzana le puedo imaginar una cara?

Angelical.

Hermosa.

Tramposa.

Veneno, veneno, veneno. La maldición es demasiado, siento que ya no puedo. ¿Desde cuando mi estabilidad emocional depende de una manzana? No quiero, pero al mismo tiempo lo deseo tanto...

Mamá me decía de chico que si hacía trampa siempre iba a ganar. El tema es que yo nunca tuve el material necesario para hacer trampa y preferí dejar que me pisoteen. Y lo más loco es que lo volvería a hacer.

Porque, sí, mi fruto favorito es la manzana, pero es todavía más deliciosa si la pruebo de tu boca, de tus labios, de vos. Me engañaste, me hiciste trampa, porque así me ganabas. Me ganabas a mi.

Y puede que haya mentido.

Porque amo hacer trampa, y sobre todo hacerte creer que el que maneja la telaraña sos vos, cuando el que hizo la primera trampa
fui yo.

Vos no eras mío, pero te robe.

Mi primera vez en una verdulería es anecdótico, porque compré todas las cosas, excepto que jamás pague la manzana que a la salida me robe.

No te diste cuenta, y en mi red caíste, de mi te enamoraste y por mi hiciste trampa.

Me ganaste, claro esta. Pero yo también te gane a vos.

(¿Entonces la manzana si es una persona? Me mezcle...)

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Sonrió mientras te pruebo, manzana, y pienso {Mamá estaría orgullosa}

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La trampa es ley Donde viven las historias. Descúbrelo ahora