Segunda víctima

2 1 0
                                    

Los días siguieron pasando. Los de la manada de lobos se mezclaron perfectamente con los zorros llegando a un acuerdo de paz.

Jimin y Yoongi se habían vuelto muy unidos, se veían a escondidas de Eun Na y a veces, se besaban bajo la luz de la luna. El Omega temía que la Alfa lo descubriera y echara a Yoongi de la manada.

— ¿Has visto a Jimin? –Eun Na apareció detrás de ChangYeol en el oeste.

— No señorita, la última vez que lo vi fue en las minas hace unos días –La Alfa asintió y se marchó.

Siguió buscándolo en las otras dos manadas y nada, no lo encontraba. Desistió luego de unas horas y siguió con sus cosas mientras ayudaba a mover algunos cristales en las minas del sureste.

— Eun Na, Jimin no se presentó hoy en la cocina –Apareció Jin con su vientre abultado.

— ¿Y que haces tú en la cocina? Nam perfectamente te dijo que no te podías mover de la cabaña –Se cruza de brazos.

— Si lo sé, pero me preocupé porque hace ya varios días que no va a visitarme, y me dijeron que no solo llega tarde sino que también a veces no llega –La chica arrugó el ceño.

— ¿No llega? Es imposible, yo lo dejo todos los días allí –Ladea la cabeza–. ¿Hay alguna posibilidad de que esté en otro lado? Yo lo busqué y no lo vi, creí que estaría en la cocina.

— Ya ves que no –Suspira.

— No te preocupes Jin, yo lo encontraré.

Se despidieron y al terminar su trabajo en la mina caminó hasta donde se suponía que debía estar el Omega. Otros Omegas que allí se encontraban le dijeron que no estaba, hoy no se había presentado.

Ya un poco más asustada volvió a su cabaña y allí estaba, medio dormido en los brazos de Yoongi en el sillón. El Alfa al verla palideció y removió rápidamente a Jimin.

— ¡Eun Na! –Jimin se sonrojó fuertemente.

— Si no vas a ir a la cocina nunca más no les dejes esperándote, y Jin dice que quiere que lo visites, ya casi nunca vas –Se dió la media vuelta y se marchó dejándolos solos nuevamente.

— Está enojada –El Omega bajó la cabeza triste ante las palabras de la Alfa.

— Yo hablaré con ella –Yoongi salió de la cabaña detrás de la chica.

— No quiero explicaciones –Estaba tranquila esperándolo detrás de la puerta arrecostada a la pared–. No estoy enojada, lo que quiero es que tomen un poco de conciencia y hagan sus trabajos, porque aquí nadie por muy enamorado que esté puede dejar sus tareas de lado. Así es como eh mantenido mi manada unida y segura. Respeta eso por favor.

— Pensó que nos echarias por estar conmigo –El Alfa se acercó a ella y se arrecostó a su lado.

— Nunca le impediría a nadie ser feliz junto a otra persona –Niega–. Mientras esté bien y seguro no me molesta, pero si le haces daño espero que sepas lo que te espera Yoongi.

Se miraron unos momentos y sonrieron. Él volvió con Jimin y ella regresó a la montaña donde estaban sus padres.

— Puede que Jimin esté enamorado de alguien que lo hará feliz. Espero que Yoongi lo haga olvidar los sentimientos que tiene hacia mi y que no puedo corresponder –Suspira.

Pasó unas horas allí sentada como hacía tanto tiempo que no hacía. Con la nueva manada allí tenía muchas cosas qué hacer. La tranquilidad que le brindaba el bosque era algo que ella no podía explicar.

Aún sentía esa extraña sensación en el pecho cuando se acercaba a esta zona del bosque, sabía que sus padres habían muerto justo donde estaban. Según le había dicho Xiao Ling ella no había querido que los movieran, por lo que los enterraron justo ahí.

Pasando el tiempo los pájaros dejaron de cantar y se despertó de su sueño. Agudizando sus sentidos se topó con un aroma que nunca había sentido.

— ¿Quién eres? –Le habló a la nada–. No te haré nada.

— Sé que no me harás nada –Una voz habló haciendo que se erizara–. Una Omega no puede contra un Alfa como yo –Se levantó de dónde estaba sentada y dejó caer todo su peso en su pierna derecha.

— ¿Y si estás tan seguro de que no podré contra ti por qué no te dejas ver? –Ladea la cabeza.

— Porque no quiero que te enamores –La chica rió–. ¿Qué es tan divertido?

— Yo no me puedo enamorar, no tienes que temer por eso –Recogió su cabello en una coleta alta y eso ocacionó que su rostro y cuello quedaran al descubierto dándole un toque de fragilidad y hermosura como una Omega.

Quería verse frágil y delicada, para insitar al que estuviera oculto a salir. Era una táctica bastante eficaz.

De las sombras de los árboles salió un chico con el rostro cubierto por un pañuelo y vestido de negro por completo. Su cabello estaba un poco largo y cubría sus ojos, tenía varios supresores encima por lo que su aroma se ocultaba bien pero su celo no lo ayudaba.

Era alto, y la chica lo confirmó cuando llegó a su lado en la cima de la montaña. Su piel era muy blanca pero a simple vista se veía que no estaba bien cuidada y un gran tatuaje le cubría el brazo derecho.

— ¿Que te trae por aquí? –La chica tuvo que elevar el rostro para poder mirarlo a la cara.

— Un asesinato –Eso hizo que a Eun Na el mundo se le fuera a los pies–. No es de los míos, ni de ninguna otra manada de lobos, así que me acerqué a la de zorros, y me dijeron que tampoco era suya, solo me quedaban tres manadas, manejadas por la misma chica.

Tomó el mechón que sobresalía de su coleta y lo dejó detrás de su oreja haciendo que ella se sonrojara un poco. Se quedaron en silencio hasta que Eun Na bajó la cabeza y suspiró.

— ¿Traes el cadáver contigo? –El chico misterioso asintió y la guío hasta el camino que daba al río.

— Lo encontré aquí –Aun habían manchas de sangre por todos lados y un olor repugnante que hacía que Eun Na no quitara la mueca.

— ¿Dónde está? –Se estaba impacientando.

— Más adelante –Dieron otros pasos y allí estaba, cubierto por una tela y algunas hojas de los árboles.

Eun Na se acercó y le destapó la cara. Lágrimas rodaron por sus mejillas al ver a una Omega que se había criado junto con ella y había sido novia de su mejor amigo.

— Jang Mi –Acarició su rostro y la volvió a cubrir.

— ¿Es la primera vez que les ocurre esto? –Eun Na se levantó del suelo secándose las lágrimas y apretó los puños.

— Deberías irte a tú manada, este camino no es seguro y no es problema tuyo lo que ocurra dentro de mi zona –Lo miró por última vez y se marchó.

Llegando a la cabaña de Xiao Ling frenó en seco, corrió de vuelta a donde estaba el cadáver y sacó de su boca otro escorpión. Lo apretó entre sus puños y enterró el cadáver.

— ¡Xiao Ling! –Tocó fuertemente su puerta.

— ¿Que ocurre cachorra? –La anciana se asustó, pero sabía qué hacía ella allí, lo sabía todo.

— Mira esto –Abrió su mano y allí estaba la figura de hierro.

— Esta ya es la segunda víctima Eun Na ¿Que harás? –La chica pasó y se sentó en la sala.

— No lo sé, estoy asustada –Suspiró–. No pude proteger a la hermana de Jimin, y ahora Jang Mi está muerta.

— ¿Jang Mi? ¿Esa hermosa Omega que estaba en cinta y se crió contigo? –La Alfa asiente.

— No sé qué hacer –Se echó a llorar en los brazos de la anciana.

— Tranquila, ya encontraremos la solución, eres una buena cachorra, siempre sobresaliste por saber qué hacer en momentos difíciles, no dejes que tus emociones nublen tu buen corazón.

Siguió llorando durante horas, hasta que volvió a su cabaña con los ojos rojos e hinchados, se acostó en su cama y al momento en que se entregó a Morfeo, ese chico vino a su sueño.

Ya lo extrañaba.

|| Mestiza ||→jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora