23 agosto

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¿No extrañas esos momentos en los que fuimos felices? Sé que anhelas que vuelvan, conozco bien tus deseos ya que me los has dejado claro desde que caímos a este abismo, siempre me repites que podremos salir de esto, de todos eres el único que mantiene esperanzas en mis batallas, aún si me ves caer siempre me repites que podemos levantarnos. Dices que no estamos solos, repites que nos aman, dices que no importan nuestras heridas porque podemos superarlas juntos y me gritas al oído que todo está en mi cabeza, pero ¿Sabes? Si es mi cabeza el problema entonces su fortaleza me supera.

Caminamos sin sentido por un rumbo que no nos pertenece, avanzas con la frente en alto, recibiendo los golpes a la par de tu sonrisa, te limpias el barro de la ropa aún si fue tu favorita, eres capaz de resistir los maltratos de la vida sólo por mantenerme a tu lado, aún mantienes las ganas de volver a verme como antes.

Sonreíamos desde el interior, nos reíamos del dolor, no conocíamos el miedo, jamás pensamos que traeríamos esta angustia, sólo nos preocupaba ¿Qué íbamos a comer el día de mañana? Nuestra familia siempre nos apoyó, nos sentíamos protegidos en sus brazos, nunca conocimos el abandono, no sabíamos lo que era la violencia, vivíamos en la ignorancia...

(Pero éramos felices...)

¿Felicidad, dices? Sólo teníamos los ojos vendados y tú y yo sabemos que las vendas tarde o temprano tienen que caer.

(Pero sonreíamos...)

Nuestra sonrisa no era real, lo sabes mejor que yo, algo que nace de la estupidez no puede ser completamente honesto. Te sigues aferrando a la vida porque piensas que podremos vivir como en el pasado, pero es momento de dejarlo ir... No podremos volver a ese tiempo, ya estamos demasiado dañados para ser los de antes, ese niño que temía al demonio de la cama ha sido consumido por completo.

Vives en el pasado porque gracias él puedes seguir adelante, sin embargo, yo no soy capaz de ello ¿Cómo aferrarme a algo que he dañado tanto? ¿Fuimos felices, dices? No me hagas reír, la única felicidad que vivimos fue antes del abandono, mucho antes de ser golpeados, hace tiempo que dejamos de ser realmente felices. Desde que empezamos a mentirle a nuestra familia comenzamos a cambiar.

(Pero el cambio es bueno, nos hizo más fuertes)

Lo que debía hacernos fuertes era la leche y una alimentación saludable, no este dolor... Ninguno de nosotros merecía sufrir tanto, ninguno quería estar despierto hasta el amanecer, no queríamos llorar hasta perder la conciencia, no era nuestro sueño pensar en dejar esta vida, simplemente pasó y no pudimos evitarlo.

Ellos siguen los consejos del psicólogo para evitar perdernos, pero ¿Por qué no nos dejan ir? ¿Por qué nos obligan a quedarnos en este mundo? Cuando no hay nada que nos puedan ofrecer... El daño ya está hecho, ya no podemos ser esos dulces niños que jugaban en el patio, no podemos volver a ir a la escuela con una sonrisa, no somos capaces de ir por la calle sin pensar en que "Quizá hoy será nuestro último día" Nadie nos entiende, ni siquiera tú lo haces, cuando has sido mi compañero de vida eres incapaz de ponerte en mi lugar.

Sólo los que han sufrido tanto como yo, sólo los que luchan con sus corazones, los que pelean contra su mente, los que dudan de si levantarse vale la pena o no son los que me entienden. Han llorado a solas, han mentido igual que yo, fingen una sonrisa perfecta cuando por dentro se han destrozado en su cuarto, quienes poseen las cicatrices de su alma saben bien que esto es frustrante. Sólo ellos saben que el camino, que transitamos, es un suplicio.

(Pero siguen luchando)

Porque así se lo exigen los demás, así lo exiges tú...

Pero ¿Quién se pone de mi lado? Dices que tú lo haces, sin embargo, sigues obligándome a respirar ¿Quién realmente piensa en el dolor que llevo? Mi familia no quiere perderme, pero no piensa en todo lo que he luchado solo ¿Ellos me acompañan? Claro que no, no quiero darle menos importancia a su preocupación o a sus esfuerzos, no obstante, si se preocuparan de verdad por nosotros no nos obligarían a seguir andando cuando nuestras piernas están destrozadas. No busco una falsa compasión y siento que el único a quien puedo contarle esto es a ti... Aún si no me entiendes, incluso si lloras por mis palabras, necesito liberarme de esta carga y es hora de que tú también lo hagas.

carta a mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora