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Pov. Takashi

Comencé por tratar de mejorar lo que llevábamos de relación, o lo que llevábamos recuperado hasta ahora después de que conversamos. En la escuela ya habíamos empezado a intercambiar frases sin que sea incomodo, a veces nos cruzábamos mientras patinábamos y me saludaba por iniciativa propia; lo cual lo considero un gran avance de su parte, y hoy almorzamos juntos, aunque solo hablamos unas dos veces, fue bastante ameno y Miya parecía tranquilo. La verdad creo que ha sido bastante para tan solo tres semanas, sé que para él es difícil el acostumbrarse a las personas, por más tiempo que pueda pasar con alguien no siempre le permitirá acercársele sin estar cómodo con su presencia. Era así desde pequeño.

A veces hablamos por chat los fines de semana, aunque algunas veces surgió el tema de cómo encontré su cuenta, me llama "stalker" aún después de explicarle.

Íbamos camino a el salón en el que sería la siguiente clase, química; me costaba entender algo así que le pregunté a Miya, luego seguimos conversando hasta que una chica se cruza frente a nosotros, intercambió su mirada entre él y yo con un semblante inteligible.

— ¿Qué pasa? — cuestionó algo cortante, incómodo por su otear; como escudriñando nuestra imagen.

— ¡Nada..! — se apresuró a decir para posteriormente seguir con su camino a un ritmo apresurado.

Se me hizo raro que la tratara así, pues no nos chocó ni nos dijo nada. Sé que a Miya le incomoda devolver mucho tiempo la mirada pero no fue más que quince segundos. Aun así preferí no preguntarle y seguir en la conversación anterior.

— En fin, como decía, el agua no moja.

— ... — se le quedó mirando como si le dijera "¿es enserio?" — lo sacaste de un meme, ¿verdad?

— ¡Tenía un buen punto!

— ¿En qué te basas?

— El agua está hecha de átomos, ¿verdad?, incluso en clase nos explicaron eso, y los átomos nunca se tocan, lo cual, indica que tengo razón. — terminó con suficiencia en su voz.

El otro lo miro indiferente, como si le hubiese dicho como uno más uno es cuatro, rodó los ojos, luego de unos minutos de silencio algo pasó por su cabeza.

— ¡Auch! — exclamó — ¡¿eso por qué?! — vociferó mirando estático en su lugar sujetándose el área afectada.

— ¿De qué hablas?, no te he tocado — se burló.

— ¿Cómo que no, y el golpe que me diste?

— Toda la materia está hecha de átomos, por lo cual, no te he tocado. — le sonrió con sorna.

— Touché — admitió derrotado.

***

Cuán feliz estaba por el último avance que hicimos, el que se haya expresado así ya significa confianza de su parte, continuamos con el día escolar normalmente, por suerte ni hoy ni mañana teníamos exámenes. Por lo cual, él no estaría estudiando como otros días, podría aprovechar para salir entre estos días. Una ventaja que tenemos, es que vivimos justo detrás del otro. Cuando éramos más pequeños, solíamos lanzarnos bolitas de papel a través de la división en el patio.

"El día que nos conocimos, fue un otoño en el que corría algo de viento, mi madre estaba en la sala de estar mientras yo jugaba en el jardín trasero hasta que escuché caer algo cerca, cuando mire en esa dirección, vi una pelota color amarillo seguido de un lamento que apenas distinguía como un murmullo desde donde estaba, se le oía frustrado así que le lance la pelota de vuelta.

otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora