𝔉. Efímero.
CHAPTER TWO
culpa
𝔜a habían pasado dos meses desde que inició a trabajar en el laboratorio del Gobierno. En su transcurso laboral en aquel lugar se dió cuenta de hasta donde puede llegar el estado, se dió cuenta de muchas cosas que el propio Gobierno esconde y disfraza con argumentos falsos controlando a la gente a su favor.
Pero no sé quejaba. En esos últimos meses su estado económico mejoró considerablemente. Ya no carecía de comida y podía alimentarse de más cosas, y no limitarse a solo ingerir agua, ramen y arroz.
Eran las tres de la tarde para ser exactos. Sulli estaba organizando su apartamento, pues había comprado unas cuantas cosas para decorarlo, necesitaba una remodelación.
Amarró su cabello corto con una liga, dejando escapar uno que otro mechón. Sacudía el polvo de las estanterías cubriéndose con la mano libre para evitar una alergia. Puso unas fotos de ella con su hermano en unos marcos nuevos. Estiró su brazo hasta el fondo para poder agarrar un cuadro que estaba volteado.
Cuando lo tuvo en sus manos, la sensación de melancolía la hizo sentir aquel vacío que aparecía cada vez que recordaba a sus padres.
[•••]
El viento soplaba fuerte. La brisa era fría y serena, las nubes poseían colores grisáceos, dando indicio a una posible tormenta. El ambiente se sentía tenso, la pelinegra observaba a lo lejos sentada en el columpio de llanta como los familiares y amigos más cercanos a sus padres entraban con flores blancas y trajes negros a su hogar.
Escondió sus manos heladas entre la tela de su vestido de seda negro, mientras sentía la nieve cubrir su cabello mal peinado y una lágrima resbalar por sus sonrojadas mejillas. Tembló al recordar la catástrofe que torturaba su consciencia por dentro, ¿Cómo podía vivir con eso? ¿Con esa culpa?
Sostuvo la desgastada foto que tenía con la persona que más había amado, la cuál si estuviera aquí con ella le daría un abrazo y le diría que todo iba a salir bien, calmandola con el calor de sus brazos.
Pero no, ya no estaba, ya no podía hacer nada, el daño estaba echo y lo único que se podía hacer era vivir con la culpa por el resto de su vida,
"¿Por qué se tuvo que ir ella, y no yo?" pensaba la menor.
Se levantó torpemente dirigiéndose cabizbaja hacia su casa. Entró evitando las miradas de pena y resentimiento que le lanzaban descaradamente los presentes en la sala principal.
Caminó por los pasillos hasta llegar a dónde estaban sus padres y otros familiares. Entró encontrándose de frente con el ataúd de madera tallado con el nombre.
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𝐄𝐅𝐈𝐌𝐄𝐑𝐎 | Sweet Home.
Фанфик𝐄 | Lo único que tenía que hacer era aceptar un trabajo en las instalaciones del laboratorio de Corea del Sur, sin imaginar que estaría involucrada en los sucesos mounstrosos que desatarían un apocalipsis mundial. "En la vida hay situaciones más di...