EVANGELINA
Me estaba alistando para la gran cena, mi padre me había llamado está mañana a decirme que tendríamos una cena hoy donde su antiguo socio, me sorprendió mucho su llamada y que me invitara a la cena, pero dijo que allí se iban a dar unas noticias y que tenía que estar presente. Nunca pensé que me invitaría, dado a la historia que ronda entre su antiguo socio y yo. Él fue el segundo hombre en mi vida, del primero no me gusta ni hablar, solo tengo vagos recuerdos, es como si mi mente lo hubiera borrado por completo. Cada vez que intento pensar en ello me dan arcadas y quiero vomitar, es algo que no puedo comprender, recuerdo que tuve mi primera vez, con algún hombre el cual mi mente borró su rostro y solo siente nauseas cuando intento recordarlo o hablo de ello.
Mientras me ponía crema en mi cuerpo, las imagines de Agust del día anterior vinieron a mi cabeza, no podía creer como había llegado a mi apartamento y me había hecho echar a Jade. Él se había ofrecido a traerme después de nuestro encuentro sexual, le dije que me esperara mientras tomaba una ducha y cuando salí me encontré con esos ojos miel cargados de furia.
Cuando hizo que Jade se fuera, regresó a la habitación y me folló tan duro que aún me duele todo el cuerpo, tengo marcas por cada parte de mí. No puedo negar, aunque sabía que me estaba follando con rabia, me sentí tan bien, sentir sus manos en mi cuello mientras me penetraba fue lo máximo, sentir su boca chupando cada parte de mi cuerpo, cada caricia cargada de ira, cada azote hizo que me corriera a cantaros.
Tenía poco tiempo para alistarme y aun no sabía qué me iba a poner, pero quería ir lo más sensual que pudiera, aún recuerdo al socio de mi padre ¿Cómo era que se apellidaba? Está memoria mía va a acabar con mi vida. No lograba recordar su apellido, pero si las buenas cogidas que nos dábamos.
Después de mi ritual de ponerme crea, darme una buena masturbada, decidí caminar hacia el armario y mirar que me iba a colocar. Después de tanto pensar, me decidí por un conjunto de dril blanco, tenía un pantalón que me llegaba más arriba de la cintura, un blazer del mismo color del pantalón y debajo me puse un top de encajes negro que hacía que mis pechos resaltaran. Me recogí el cabello en una cola alta, de esas que funcionan para que los hombres las enrollen en sus manos y tiren de ella, un maquillaje suave, pero mis labios iban con un rojo carmesí.
Esperaba que esta noche terminara con una buena cogida y un delicioso orgasmo con el antiguo socio de mi padre, sabía que le gustaban las chicas de 16 años y yo ya tenía 26, pero me encantaría recordar viejos tiempos.
Mi padre envió uno de los autos que tenía para que me recogiera, no podía negar que me sentía nerviosa, hacia un tiempo que no veía a mi padre, desde que me echó de casa, pero por alguna razón cada vez que lo sentía cerca mi cuerpo se tensaba y el miedo me invadía. Mi madre siempre me visitaba, pero él, se había rehusado a siquiera dirigirme la palabra. No entendía muy bien por qué había cambiado de opinión y me moría de curiosidad por saber que era la noticia que tenía para darnos.
Después de un tiempo en el auto, unos 20 minutos llegamos a un lujoso restaurante. Estaba situado en el piso 30 de uno de los mejores hoteles de la ciudad. Me bajé del auto, limpié mis manos, ya que me estaban sudando, mordí el interior de mi mejilla, hasta que sentí el sabor a cobre, tomé aire y me dispuse a entrar.
—¡Hola Eva! — La voz de mi mamá, llamó mi atención, me indicó donde se encontraban sentados. Mi padre estaba sentado al lado de ella.
No había cambiado mucho, quizás unas canas más en su cabello, pero seguía vistiendo tan fino y elegante como siempre. Un hombre alto, de cabello plateado yacía al lado de mi padre, un corrientoso se expandió por toda mi columna hasta llegar a mi centro, volví a morder mi labio, a mi cabeza se vinieron aquellas imagines, del hombre, haciendo que me arrodillara en su estudio, cuando todos estaban en la sala de su casa. Llevó mi boca a su polla, enredó sus manos en la cola de cabello que llevaba y me follo hasta el fondo. Hasta que su mujer entró a la habitación y nos encontró.
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DIARIO DE UNA NINFOMANA (En edición)
RomantizmEvangelina, es una mujer marcada por una sed insaciable, se adentra en un juego peligroso de encuentros y desencuentros. Cuando cree haber encontrado a su alma gemela en un hombre tan oscuro y apasionado como ella, se sumerge en una relación intensa...