୨capítulo doce୧

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[Una semana después...]
Millaray | Yuliana

Puta que tengo mala cuea, hueón.

—¡Millaray!—me frené en seco y cerré lento los ojos cuando escuché la voz del Ignacio.—Qué bueno que te encuentro...

—¿Qué hueá querí?

—Ya, ¿pa' qué tan mala onda?—se rió con confusión.—Quería saludarte nomás, hace caleta que no nos vemos.

—Por algo será po'.—lo miré cansada.—¿Qué querí Ignacio? No creo que hayai cruzado toda la universidad solo para saludar.

—Quería verte.

—Ya me viste.

—¿Qué?—se rió.—¿Se enojan tus pololitos si me ven contigo?

—Ah, no sé.—miré para todos lados, haciendo como que buscaba a los cabros.—Pero tu prima sí se puede enojar.

—¿Seguí con eso?—suspiró con cansancio.—Si te dije que fue un error.

Un error fue andar contigo.

—¿Qué hueá querí, Ignacio?—dije con impaciencia, porque había quedado de juntarme con la Yuli, que me va a ayudar con un trabajo de cálculo en el cual quedé con dos compañeros que no hablo y son terrible flojos.

—Vengo a advertirte algo.

—¿Ya?, ¿con qué amenaza vai a salir ahora?

—Millaray, aunque no lo creai tú erí alguien importante pa' mí, por eso vine para acá.—suspiró.—Te vengo a advertir de un hueón.

—¿Un hueón?—fruncí el ceño.

—El otro día se me acercó un hueón a preguntarme por ti y tus amiguitos.

—¿Ya?—me reí y fruncí el ceño.—¿Y qué tengo que ver yo?

—Me dijo que estaba preocupado por su mina, porque creía que tus amiguitos no eran buena influencia pa' ella.—se encogió de hombros.—A lo que yo le dije que era verdad.

—Erí muy care' raja, Ignacio.—dije, pero después caí en cuenta de lo que me había dicho.—¿Sabí cómo se llama el hueón?

—Cristóbal creo.

Sapo culiao.

—¿Qué le dijiste tú?

—De tus amigos, lo que pienso nomás.—se encogió de hombros, dándome a entender que había hablado mierda de los chiquillos.—Le dije que iba a hablar contigo, porque igual me preocupa que andí con tanto ahueonao.

—Entonces cuando estábamos juntos pasabai preocupado.—fingí tristeza y coloqué mi mano en su hombro.—¿Eso era todo? De verdad tengo cosas más importantes que hacer que hablar contigo de un ahueonao que está resentido solo porque no lo pescan.

—Millaray, de verdad el hueón se veía preocupado...—no alcanzó a terminar, porque escuché una voz detrás mío.

—Milla...—me giré rápido y me encontré a la Yuli, que estaba toda pálida y parecía como si fuera a ponerse a llorar.

Tutorías pa' enamorar(nos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora