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Narradora:

El sonido de las gotas se hacían presentes en los pensamientos de tal chico en que nos enfocaremos el día de hoy.

No sabía que hacer, su mejor amigo el cual se había enamorado profundamente debía ir a la guerra que se hacía presente en su reino.

¿Qué puede hacer? Todavía no tiene la suficiente edad para gobernarlo además de que se padre sigue vivo.

Estaba devastado, él sabía que el simple hecho de volverlo a ver es un sueño ficticio. Pero... ¡Él no quiere! ¡No quiere alejarse de él!

¿Por qué le tiene que pasar esto? Justo cuando pensaba en declararse y formar una nueva vida juntos.

Ya intentó hablar con su padre pero como se lo imaginan, le negó su pedido. Se le pasó por la mente la idea de escaparse junto a su amado, pero si los atraparan le echarían toda la culpa y lo matarían, era muy arriesgado. Ya... Se había rendido, no había nada por hacer...

-Me rindo.- decía mientras sollozaba en ese enorme cuarto, vacío, sin sentimientos. Habían todos los lujos que una persona pueda soñar, pero él solo deseaba estar con su mejor amigo, teniendo una aventura más, en la cual estuvieran riéndose como siempre lo solían hacer.

-Su majestad.- era un hombre joven, con un físico digno de todo tipo de admiración, era uno de los mejores guerreros que se podrían encontrar en el planeta. Tenía un semblante serio y cortante. -El rey me pidió que fuera a verlo personalmente para ver como se encuentra, espero no molestarlo.- bajó un poco sus orejas de oso, era bastante tierno ese gesto ya que significaba que sentía preocupación-

¿Cómo? Cómo ese dulce chico con el que siempre estaba y lograba sacarle una sonrisa a pesar de todo... ¿Era ese? Él joven que tenía al frente suyo.

-Dejando de lado mi formalidad... ¿Estás bien?-

-No.- su respuesta era clara, ¿cómo lo estaría? Su padre transformó a su mejor acompañante en ese tipo de persona. Fría, hostil. En el fondo sabía que su tierno osito seguía vivo, pero por la reglas tenía que ocultarlo, y eso para él, era muy doloroso.

-Entonces decíme, ahora que estoy para vos.- decía admirando a su compañero, sabía que no lo volvería a ver, eso también lo destrozaba por dentro.

-Es que... Me duele... Me duele el hecho de que tu ahora seas así.- fue sincero, estaba harto de todo y que mejor persona para contarle que el mismo que lo consoló en un pasado, que lo acompañó y sobretodo quien lo enamoró.

-Tú sabes muy bien porque lo hago, pero... Por favor no llores, yo quiero que seas feliz, aunque sea sin mí. Crea nuevos recuerdos con alguien especial, enamórate, vive, sueña, olvida todo lo que alguna vez te entristeció. Al menos por mí, ¿si?- esa dulzura, nunca le había hablado de tal manera desde que inicio todo el desastre, el menor solo procedió a sonrojarse como un tomate ya estaban demasiado cerca, al punto que chocaron sus narices. -Jeje, ahí está mi chico.-

-Desearía que nada de esto estuviera pasando para pegarte un paliza.- se alejó mirando a otro lado con un adorable puchero.

-¿Qué? No te hagas, te hizo sentir mejor.- ahora que lo piensa, siempre fueron así de cariñosos, tal vez sea una razón por la cual se ha enamorado de él, aparte de su carisma y tonterías, ama todo lo que venga de él. -Te amo.- pronunció en un ligero susurro audible para el contrario presente que solo se sorprendió, aunque fueran de hacerse mimos nunca dijeron nada de tal manera.

-Yo también te amo.- procedió a acogerlo en sus brazos mientras acariciaba esas características orejas que sobresalían, su pelaje era grueso, parecía un enorme peluche.

-...When the rain comes... And I need to leave you...- dijo en un tono de canto hermoso. Cuando eran pequeños, se prometieron a sí mismos cantar esa melodía cundo tuvieran que separarse, lo usaban cuando se retiraban de la escuela o del parque, nunca imaginaron que algún día sería la última vez.

-...I promise don't forget the memories of us. Never and never, it's true...- cantó para luego sollozar de felicidad, pensaba que se había olvidado de aquella melodía tan importante para él.

-Todavía me acuerdo de las travesuras que hacíamos... Que lindos tiempos.- dijo el mayor para mirarle directamente a los ojos de la otra persona con un brillo particular.

-Si... Tantas aventuras.- tenía una expresión nostálgica, recordando cada detalle sobre como se metían en problemas. -Tengo algo muy importante que quiero que sepas antes de que te vayas.-

-¡Claro! ¿Qué sucede? -dijo con su típica sonrisa que siempre le tranquilizaba, ahora solo lo ponía aún más nervioso.

¿Le digo? Se preguntaba aquel príncipe. No sabía si su amigo correspondería sus sentimientos. Aunque quería hacerlo, es la última oportunidad que le quedaba.

-Yo... Yo realmente te amo, no como amigos, si no como algo más, siempre me gustaste Spreen... Tu sonrisa, tu manera de ser, las babosadas que decías, absolutamente todo me encanta de ti...- procedió a taparse la cara de la vergüenza que tenía, estaba todo rojito y vulnerable.

-...- el mayor solo lo miraba con asombro, nunca pensó que su mejor amigo sintiera algo por él. Hace tiempo él también sentía lo mismo pero pensaba que no tendría oportunidad. Él solo era un plebeyo a comparación de su amado que era un principe. Lo miró nuevamente pero ésta vez con dulzura. -Tú también me gustas, Carre, y mucho.-

-¿De verdad?- un brillo se hizo presente en la habitación, era bello, era de un tono rojizo, sin embargo, ninguno de los dos tenía la capacidad para apreciarlo.

-Si... Pero nunca supe como decirlo porque- -fue interrumpido por el contrario que soltó un beso pequeño en sus labios, justamente se había puesto un bálsamo sabor uva. Su preferido, porque hoy era un día muy importante para todo el reino.

-Mmh~ ¿te gustó?- decía algo pícaro, viendo como su acompañante se sonrojaba a mil.

Mientras ambos se miraban profundamente con destellos de amor puro rodeándolos, se hizo presente el estruendo de la campana afuera del palacio, marcando que era mediodía y que en breves momentos el rey daría su discurso a los soldados que harán frente a la batalla que se encuentra a kilómetros de la capital. Cada campanada marcaba los últimos segundos en que estos dos enamorados se volverían a ver en mucho tiempo o quizás... En la vida.

Cuando este sonido se detuvo, uno de ellos se apartó un poco y se dirigió a su amado con una voz profunda y melancólica.

-Me encantó... Nunca te olvides de mí, y recuerda... Sé feliz.- le dió un beso todavía más extenso y apasionante. Al mismo instante le entregó un par de lentes oscuros. -Cada vez que llueva... Prométeme que cantarás esta melodía. Tal vez un día te responda, ¿quién sabe?- ésta vez el oso acarició las orejas gatunas que el contrario poseía. De hecho, este mismo no dejaba que nadie se las tocara, a excepción de él.

-Entonces deseo que llueva todos los días, osito.- dijo con una sonrisa para luego solo resignarse a ver como la persona que alguna vez amó con todo su ser, se retiraba de esa habitación, dejándolo solo... Otra vez.












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FIN

Canto bajo la lluvia -Happybear- •×O.SוDonde viven las historias. Descúbrelo ahora