Marcossius Pangea alcanzó la Sincronía Perfecta a los treintaiséis años y su pico máximo de poder llegó a los cuarenta, cuando dominó los cinco hechizos para Latón y Jade. Quince años después, dejó el batallón sin haber perdido una sola batalla contra el Miasma.
Marcossius murió unos años más tarde, sobre su cama y en paz. Hubo un largo luto aquel día.
Gracias a los tres hijos que Marcossius tuvo con su esposa, se supo que los descendientes de un héroe podían nacer sin marca. Llegó a creerse que el linaje de la pareja también influía, por lo que se les permitió a los héroes contraer múltiples matrimonios con individuos de gran estatus y renombre.
Rara vez aquellas uniones dieron a luz hijos con estigmas.
Pero el legado del héroe no dependía únicamente de su descendencia, pues muchos de los hijos de aquellos que vivieron en Ledes el día que el Rayo Celestial cayó, nacieron con el estigma de Armatos. Y estos niños, al crecer y formar una familia, podrían tener hijos con estigma.
La fama del rayo, la catedral y la Dama de Plata, atrajo a miles de personas al pequeño pueblo. Hubo un incremento enorme de población gracias a eso. Ledes se convirtió en cuestión de décadas en una ciudad pequeña, hasta ser una gran metrópoli, la cuna y el hogar del Héroe de Platino.
Todos los niños nacidos con estigma eran criados por sus padres en conjunto con la recién fundada Catedral Cerúlea para elegir al próximo Héroe de Platino. El segundo héroe, Eccbert, tardó cuarenta años en dominar totalmente el nuevo poder que adquirió.
A lo largo de los años, el entrenamiento y las directrices se refinaron. El tercer héroe fue elegido dos años antes que su predecesor, y el que le siguió lo hizo un año más rápido. Las decenas de niños que no fueron elegidos se convirtieron en grandes luchadores que contribuyeron a la causa.
Pero mientras la calidad del entrenamiento mejoraba y se despachaba a héroes más jóvenes, cada vez menos niños nacían con estigma. Ningún método fue efectivo para mantener los números de candidatos altos. De más de cien en la época de los primeros dos héroes, a menos de setenta en las siguientes dos generaciones. Así, hasta que más de cuatrocientos años después, los únicos niños que nacieron con el Estigma de Armatos, fuimos Avraliz y yo.
Éramos los niños más importantes del continente, nuestra seguridad se convirtió en un asunto de interés para Caduceus. La catedral se hizo con nuestra total custodia desde recién nacidos, y fuimos criados por cuidadores. Siempre nos mencionaban que nuestro destino era ser el héroe que salvaría el mundo. Por eso, debíamos esforzarnos en los estudios y el entrenamiento más que cualquiera.
—Naciste con un cuerpo fuerte y resistente, no te doblegas ante la adversidad y actúas con precaución, como la armadura que protege al héroe. Tú serás el "Hijo de Latón", pequeño Matik.
Ya que no había otros niños con estigma, los más de veinte apodos dejaron de ser "Guantelete de Latón", o "Guarda de Jade". Todos como una parte de Latón y Jade. Fui el primer niño con estigma en ser Hijo de Latón, la armadura completa que protegía a todo el mundo de La Oscuridad.
Por primera vez dejé de emocionarme por las grandes historias de los héroes, y me sentí feliz por mí. Creí todas sus palabras, hasta el elogio más común me motivó a estudiar y entrenar. Absorbí todas las estrategias de los héroes, memoricé sus estilos de combate y los efectos de los hechizos de Latón y Jade. Seguí al pie de la letra las instrucciones de mis maestros, quería pulir mis ataques con la espada, aprendí a esquivar, a reposicionarme, a tener presente los daños colaterales.
—¡Pequeño Latón, tu progreso no tiene comparación! ¡Para que todo tu esfuerzo no sea en vano, debes descansar correctamente!
Así lo hice, descansaba el día entero cuando me lo pedían, jugaba cuando me lo permitían. Esa fue mi rutina, mi vida desde que tuve consciencia de mí mismo.
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¿Mi deseo? ¡Ser el protagonista de este mundo!
Viễn tưởngEn la interminable lucha contra la mayor amenaza mundial, el próximo héroe debe ser aún más poderoso que el anterior. De lo contrario, Ulos y toda la vida que lo habita... morirá. Dos niños fueron entrenados desde temprana edad para ganarse el derec...