Lobos milenarios (libro 4)

Capítulo 12. Baby Shower

AIDEN

- Por millonésima vez, Sienna, no ha dicho nada.

- Bueno, para algo te llevó al pasillo, ¡para una pequeña charla!

Suspiré. Estábamos de vuelta en casa, en la cama, listos para acostarnos temprano, pero Sienna no se rendía. Le había dicho una y otra vez que el sanador no me había dicho nada.

Y era cierto.

Bueno, en gran parte era cierto.

No me había dicho nada de mérito.

Nada de lo que me dijo me hizo creer que realmente sabía algo sobre la curación o sobre el estado de salud de nuestro bebé. Sinceramente, creo que sólo quería hablar con un Alfa durante unos minutos.

Sienna se puso de lado para estar de espaldas a mí.

- Vamos —le dije, dándole un pequeño codazo. Pero ella no se movió. Así que me acerqué más a ella, rodeándola con mis brazos para que estuviéramos acurrucados—. Bien, ¿quieres un resumen de la conversación?

- Sí.

- Bien. Dijo que era un placer conocerme, que parecía un verdadero Alfa, no uno de esos maricas. Y dijo que cuando te sintió, tuvo la sensación de que algo estaba mal.

Sienna se volvió hacia mí, con los ojos muy abiertos.

- ¿Algo está...fuera de lugar?

- Sienna, no podemos confiar en una palabra de lo que dice este tipo. Está claro que sólo quería conocerme, para impresionarme con algo...

- i¿Y crees que intenta impresionarte diciéndote que algo está mal?!

- No lo sé —admití, rascándome la cabeza—. No sé qué pensar. Pero ya no te duele, ¿verdad?

- No —dijo ella suavemente, negando con la cabeza—. Pero necesito saber...

- Lo sé —dije, besando su nariz—. Descubriremos lo que era. Lo prometo. Mañana a primera hora, localizaré a Jocelyn...

- No. Lo primero que hay que hacer mañana es el maldito baby shower.

Joder. Me olvidé de eso.

Asentí con la cabeza.

- Vale, después del baby shower, la localizaré. Llegaremos al fondo de esto, Sienna, te lo prometo.

- Pero prométeme que no te preocuparás por ello, ¿vale? No hasta que tengamos una razón para preocuparnos.

Cerró los ojos suavemente, y cuando los abrió unos segundos después, estaban llenos de confianza. Confianza en mí, en las palabras que estaba diciendo.

- De acuerdo —susurró, y luego se acurrucó en mí.

Y nos dormimos así, envueltos en el calor del otro.

SIENNA

Estaba menos que emocionada por ir al baby shower, dejémoslo así.

Mira, sabía que debía ser algo que deseara hacer. Celebrar el futuro nacimiento de nuestro hijo con nuestros familiares y amigos más cercanos. Eso era un hito, algo que la mayoría de las mujeres gritarían de alegría al pensar en ello.

Pero aquí estaba yo, envuelta en un jersey azul pastel sin hombros, sintiéndome como una chica emo en una película deprimente.

No ayudaba el hecho de que nunca me había sentido más hinchada en mi vida. A pesar de que el espejo mostraba el mismo cuerpo que siempre había tenido, me sentía como si hubiera ganado cuarenta libras de la noche a la mañana.