"Todos tenemos nuestro intenso y privado apocalipsis", pero también tenemos el potencial de vivificar nuestro mundo. Aunque sea en tintas, podrás contruir ciudades y dejar tu firma en ellas.
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Levantemos una copa o dos. Brindemos por los sueños perdidos, por cada lágrima derramada y por nuestros guerreros que ya no están.
Es momento de alzar nuestra primera copa, la copa que contiene el mejor vino; hecho con cada lágrima, con ese sabor amargo de las insuficiencias e intenso como los complejos que nos vuelven cada vez más fuertes.
Alcemos bien alto esa copa. Que llegue hasta donde están nuestros fénix, para que vean y sientan que su vuelo no fue en vano.
Alza tu copa y que el brillo de las estrellas refracte en el cristal de tu corazón.
Alza con firmeza tu copa y siéntete orgulloso de ser parte de los incomprendidos.
Bebe tan lento y siente lo amargo que es el proceso de la metamorfosis.
Bebe porque eres parte de la creación y no eres un error.
Bebe por los que ya no están.
Hazlo por los que aún siguen en pie y agradece. Porque este brindis es el inicio del fin de tu dolor...
Ahora que ya terminaste, es momento de romper la copa, destrózala hasta que vuelva a convertir en arena.
Rompe el patron de dolor y tristeza que reina en tu corazón y dale paso a un nuevo propósito...
Pon tu segunda copa al frente, justo donde está tu corazón, ésta te mostrará el camino para hacer tu bebida.
Sí, la copa está vacía, te está dando la oportunidad de destruir el nuevo giro en tu vida y quedarte estancado en morir y renacer por la eternidad ó enfocarte en los pequeños detalles que la misma te ayudará a ver lo grande que son los cambios.
Tú tienes la elección.
Porque me dí cuenta que no hay que combatir ni rechazar a nuestras debilidades.
No somos miles de complejos a vencer.
Nuestro complejos son la muestra de lo fuertes que somos.
Brindemos porque tenemos la dicha de ser "el placer de la existencia"
