V

687 90 3
                                    

—¿Estás realmente bien con esto? Si ya no quieres o deseas irte, puedes decírmelo y yo lo entenderé.

—Vamos, doctor. Ya te dijo varias veces que está bien.

Pasé a mew a la sala de examen así que Rosita está conmigo. En este hospital, una enfermera debe estar presente cuando un médico consulta a una mujer. Todo con el fin de ofrecerles la mayor tranquilidad y comodidad posible… Pero mew es un hombre así que, después de que ella me ayudó a preparar el equipo necesario y colocó cada cosa en su lugar, no tuve más opción que pedirle que saliera. Mew parece estar asustado.

—¿Qué hago?

—Solo tienes que recostarte y poner tus pies allí. Uno a cada lado.

—¿Siempre haces las inspecciones aquí?

Mew mira alrededor. En esta pequeña habitación separada por cortinas, solo hay cestas, sillas, pequeños botes de basura y pañuelos de papel.

—Así es. La mesa te hace quedar en una postura donde la espalda cae un poco para que las piernas se puedan abrir naturalmente. Quítate los pantalones, por favor. Hay una canasta allí donde puedes poner todas tus pertenencias.

—… Entiendo.

¿De verdad está bien? No creo que me vaya a lastimar, pero parece ser un hombre bastante fuerte y si entra en una crisis de pánico… No sé qué hacer si entra en una crisis de pánico.

—Entonces saldré.

—¿A dónde vas?

Cuando intenté salir de la habitación, mew se apresuró y me agarró con fuerza del brazo. Sus ojos estaban fijos en mí.

—Está bien. Solo voy atrás de la cortina. Mientras tú te preparas, yo me lavo las manos.

—Oh, sí. Sí, lo entiendo.

Mew estaba moviendo la cabeza como loco. Seguramente está más ansioso de lo que creí.

—Llámame cuando estés listo. Yo estaré por aquí, muy cerca.

Y así, finalmente salí del cuarto. Me desinfecté, preparé la sonda y esperé pacientemente a que él me obedeciera. Había una fuerte señal de alguien moviéndose detrás de la cortina y después, mew se sentó en la mesa pélvica.

—¿Te dije que ahora estoy más nervioso que antes? ¿Está bien de verdad? Creo que soy bastante pesado para esto.

Lo entiendo. Si tiene aproximadamente la misma altura que tengo yo, entonces debería estar cerca del metro ochenta. Además, es bastante grueso.

—Estarás bien. Algunas mujeres también son bastante altas y, además, están embarazadas. La mesa está equipada para soportar la carga suficiente. Confía en mí ¿Estás listo? Voy a comenzar a mover la mesa. La mesa es eléctrica, así que comienza a bajar.

—No, espera, alto.

—De acuerdo. Ya paré, ya paré.

—Son mis piernas.

La mesa chirriaba con un sonido que nunca había escuchado antes. Mew estaba bastante ansioso y no dejaba de moverse de aquí para  allá. Posiblemente abrir las piernas cuando estás desnudo es más aterrador de lo que puedo entender. Ahora, Mew estaba entrando en la etapa del pánico agudo. Sus duros músculos de las piernas están tratando de mantenerse en una sola posición y, por lo tanto, interfieren con el mecanismo. Es probable que se destruya la mesa si esto continúa así.

—Cálmate, no va a pasarte nada.

Extendí los dedos más allá de la cortina y toqué el dorso de la mano de mew, que sostenía la barandilla con todas sus fuerzas. Era bastante difícil tratar con él y, sin embargo, en el momento justo en que lo toqué, noté que su tensión había disminuido considerablemente.

me enamoré de él....(mewgulf)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora