CAPÍTULO 35

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CAPÍTULO 35



Los días pasaron rápido y sin notarlo pasaron dos semanas. Semanas en las cuales el doctor Marcus demostró ser mejor especialista de lo que aparentaba, tanto así qué era muy agradable y mejor llevadero. Quizá lo era por la corta brecha de edad que había entre nosotros, unos 7 años o eso dijo.

—Muy bien, quiero preguntarte algo... —se inclinó en su asiento para mirarme directamente.

—¿Que es? —pregunté curiosa.

—En las últimas sesiones diste unas respuestas muy interesantes que me hace preguntarte esto, ¿realmente no recuerdas a nadie? —me miró con atención mientras respondía.

—Ya me preguntó eso y se lo repito, no recuerdo el rostro de nadie. De otro modo no estaría aquí —negué con la cabeza.

—Bien, entonces repasemos esas preguntas... —tomó unas cosas —¿familia?

—Cinco, porque somos cinco.

—¿Amistad?

—Infancia

—¿Infancia?

—Amistad

—¿Amor?

—Melodía

—¿Melodía? —aquel era un método de preguntas y respuestas rápidas para estimular mi memoria.

Siempre con la palabra “melodía” Jeremy llegaba a mi mente recordando los momentos que pasamos juntos y las veces que me acompañó a componer algunas partituras.

—¿Melodía? —repitió.

—¿Amor? —dudé, aquello lo dije sin pensar.

—¿Amor? —repitió. —¿a quien te lleva esa palabra?  —me miró con atención. —¿hay alguien de quien estés enamorada?

—Yo... —lo miré. —no, no quise decir eso. Para mi la melodía también es amor porque amo tocar el piano. Interpretar melodías me hace sentir en otro lugar, a eso me refería —aclaré rápidamente.

—¿Estás segura? —asentí. —de acuerdo, pero tus respuestas se derivan a una sola cosa y creo que es  importante

—Usted acaba de decir cosa y las personas no son objetos —sonreí por su equivocación.

—Bien, buena observación. Estaba probando tu atención y capacidad para diferencias conceptos —aclaró la garganta aparentando haber planeado aquello.

—Muy bien, puede ver que estoy más lúcida que nunca —le seguí la corriente haciendo que me volviera a mirar enarcando una ceja.

—Damos por finalizada la sesión del día, para mañana habrá un cambio aquí que te sorprenderá —se masajeó la frente.

—¿Que clase de cambio? —me interesé.

—Lo verás mañana, puedes irte —señaló la puerta.

—De acuerdo, hasta mañana doctor —levanté una mano para después salir de aquel lugar y regresar a la habitación.

Min-seo estaba en el escritorio que compartíamos, parecía muy concentrada en lo que hacía hasta que me acerqué para observar disimuladamente.

—Que magnífico —dije sin intención de asustarla, pero lo hice.

—Amy... —se quejó por lo bajo para después mirarme. —¿ya terminó tu sesión?

—Siento asustarte —sonreí sentándome en la cama. —y si, mi sesión terminó por hoy

—Pero es temprano —miró la hora.

ENTRE MATICES - SECUELA [COMPLETA ✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora