Fiesta

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Tres meses antes: Matt

Uno de los mejores trabajos de mi padre cuando aún era parte de la inteligencia de nuestro país: fue encontrar a uno de los asesinos más despiadados de todos los tiempos.

Muerte, extorción, tráfico de drogas, dinero, mujeres. Era un hombre temido en el bajo mundo.

Su familia fue la fundadora de la hoy llamada "triada", un grupo élite de los peores en cuanto a seguridad gubernamental y civil. Se supone que la triada es un mito creado por el estado para mantenernos ocupados, yo creo que es real.

Conformada por las tres familias más poderosas del país encargadas de la suciedad que mueve la economía podrida del estado.

He estado investigando a la triada mucho antes de que la mujer que no me deja dormir por las noches me dejara un regalo de dos cuerpos inertes en una antigua bodega abandona. Misma bodega que me ha llevado a las pesadillas por muchos años.

Quisiera decir que he podido ir avanzando con mi fuerza de voluntad, pero sinceramente me es difícil dormir por las noches, cada vez que cierro los ojos ella viene a mi cabeza y la veo atada a una silla esperando el momento para irse de mi lado, el momento de morir.

Suspiro mientras froto mi cuello y trato de no pensar en eso. Necesito mantenerme controlado si la quiero encontrar.

Han pasado tres malditos años desde que se escapó de mi y aunque la he estado buscando hasta bajo las piedras; ha desaparecido como si nunca hubiese existido, como si el viento se la hubiera llevado.

La puerta de la oficina se abre y Ana entra con una sonrisa radiante en su rostro, se ha quedado a mi lado como una buena amiga y a desistido sobre sus sentimientos conmigo.

—Lo tenemos.

Me levanto de mi asiento y camino hasta ella, casi arrebatándole la carpeta en sus manos.

Hemos estado tras "Lincon", el alias para la mano derecha del hijo fundador de la triada. Ahora nueva cabeza de su familia criminal.

Según el informe estará presente en una fiesta de millonarios esta noche.

—¿Vas a infiltrarte?

Me pregunta Ana como si ya estuviera viendo correr mis ideas en la cabeza.

—Es una posibilidad – murmuro mientras continuo leyendo el informe tratando de encontrar una pista que me lleve a ella — porque si llegamos todos a la vez lo alertará y se perderá de nuestro radar por mucho tiempo nuevamente.

Ella asiente con su cabeza, hemos pasado mucho tiempo para esta sola pista, no podemos perderla por presionar demasiado.

—¿Se lo dirás al ministro de defensa?

Me pregunta con cuidado.

Hemos estado en un campo minado desde que le pedí al presidente darle a mi grupo independencia directa de la administración judicial. Ahora somos independientes al costo de que mi mejor amigo, Eliot me mire mal cada vez que abro la boca.

—No.

—Quizá él pueda ayudarnos.

—O retrasarnos.

Ana suelta un suspiro.

—No me agrada Eliot – dice después de un rato, como si no me hubiera dado cuenta del sentimiento mutuo — pero lo vamos a necesitar como aliado si tenemos la necesidad de usar más hombres de los que tenemos en nuestras filas.

Yo la ignoro y regreso a mi silla. Tengo que encontrar a Lincon para preguntarle sobre ella y Eliot probablemente me lo impedirá.

—Nuestros soldados son los más capacitados, o no seríamos el sucio secreto del estado. Somos una especie de justicieros que no pueden controlar, Eliot no es muy agradecido con eso.

La Alianza  #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora