Por el resto de lo que quedaba del año, Sirius pasaba cerca de mí y soltaba: "¿Cómo estás, niña del lago?". Yo solía regalarle una sonrisa pero no estaba acostumbrada a tener su atención así que no podía responderle mucho.
Un día normal como cualquier otro en el castillo, estaba sentada en la torre más alta del castillo, observando el paisaje mientras escribía en mi diario. El año terminaba y eso significaba muchas cosas, y una de ellas era que no volvería a ver a Sirius.
Tal vez para él no significaba nada, pero yo era una niña tonta que pensaba que ya no volvería a ver a su amor platónico.
—Vaya —una voz repentina me asustó, volteé hacia las escaleras solo para encontrarme con Sirius y una enorme sonrisa, noté que en su mano traía un cigarro y en la otra un encendedor—. ¿No deberías estar en clases?
Me encogí de hombros y volví mi mirada al diario. Escuché su risa y se acercó hasta la ventana de al lado para sentarse ahí, lo observé de reojo y lo encontré observando el paisaje mientras se llevaba el cigarro a la boca.
—Eso va a matarte —susurro, volviendo a ver mi diario en cuanto el gira su cabeza para verme.
—Oye, sí hablas —sonrió, sacando el cigarro de su boca. Yo le doy una mirada de reproche y volví a lo mío—. No te enfades, niña del lago —recargó su brazo sobre la rodilla de la pierna que estaba apoyada sobre el bode de la ventana y me observó en silencio mientras yo escribía, pero su mirada era como agujas clavándose en mí y no pude concentrarme—. ¿Qué escribes ahí?
—Nada.
—Siempre andas escribiendo en ese viejo libro.
Levanto mi mirada hacia él.
—Es un diario... más bien una libreta —alzó los hombros restándole importancia—. Escribo cosas sin importancia.
—¿Sin importancia? Le das mucho tiempo para no ser importante —dice, antes de presionar el cigarro contra la pared de piedra y lanzarlo por la ventana.
—Puedes causar un incendio así.
—Deberías relajarte un poco, niña —ríe, antes de levantarse de su lugar.
—Soy Callie —susurro, y él voltea a verme con una ceja alzada.
—¿Qué?
—Soy Callie —digo en tono más alto, casi gritando.
Él ríe.
—Te escuché la primera vez.
Abro los ojos y le doy una mirada mordaz.
—Idiota.
—¡Hey! Los niños no deben decir malas palabras —me señaló con un dedo y sus ojos brillantes.
—Voy a cumplir catorce en tres meses, no soy una niña —lo miro con enfado.
—Pues, cuando cumplas catorce dejaré de decirte niña, niña —me regala una sonrisa, antes de acercase y agarrar mi diario sin darme tiempo de impedirlo.
—¡Oye! —me levanto de mi lugar y camino hacia él mientras lee lo que está escrito en el diario, pero en cuanto lo alcanzo, él alza sus brazos e inclina su cabeza hacia arriba para seguir leyéndolo.
Me rindo y me quedo cruzada de brazos mientras él termina de leer una pagina y pasa a otras. Suelta una exclamación.
—Vaya... eres muy buena —baja los brazos y me observa—. ¿Son poemas?
—Algo así —murmuro y volteo a ver a otro lado, algo apenada de que alguien más lea esas letras banales que escribía con esperanzas absurdas.
—¿Algo así?
—Son versos.
—¿Cantas?
—No —miento pero él achica sus ojos y yo ruedo los míos—. Algo.
—Me gustan —sonríe, antes de entregarme el diario—. Eres muy buena.
—Yo no lo creo así —agarro el diario y lo guardo en mi mochila—. Nadie quiere escuchar canciones de amor en esta época.
—Dales tiempo. Lo que escribes es un diamante en bruto —se acercó hasta mí y colocó su mano en mi hombro—. Ten confianza en ti misma.
Los observé en silencio, me sonrojé mientras observaba sus ojos y analizaba la expresión en su rostro. Aparté la mirada en cuanto él alzó una ceja y sonrió.
Este chico era todo un detonador de corazones.
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Que bonito todo che...
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ENCHANTED, sirius black
Fanfiction❝ TUS OJOS SUSURRABAN: ¿NOS CONOCEMOS? ❞ Ellos estaban destinados a amarse, pero no a tenerse.