Provengo de un pueblo humilde llamado Castell, es de muy bajos recursos, pero la felicidad nunca falta ni tampoco el amor.
Desde que nací he vivido con mi hermano y mi madre, nunca nos faltó nada y contábamos con el dinero suficiente para vivir.
Mi hermano y yo somos muy unidos, tanto que parecemos mejores amigos y es algo por lo que nuestra madre se enorgullecía de nosotros.
Es verdad, dije que no nos faltó nada, no hasta ese día en el que perdí todo y mi mente se niega a olvidar.
Ese día entré a mi casa, mi madre me esperaba sentada junto con mi hermano Lucas.
El rostro de Lucas era neutro, pero el de mi madre reflejaba, temor, tristeza y culpa.
Ví mi vida completa resumida frente a mí, buscado el provenir de la expresión en su rostro.
Sabía que lo primero que llegara a mis odios tendría que tomarlo con calma para no preocupar a mi familia, pero cometí el peor error de todos, dudé de mi confianza junto con mí fe.
- Hijo mío, mi tiempo en este mundo es contado, el doctor dijo que moriré pronto por cáncer, lo descubrieron muy tarde.
Entendí que ella también quería ser fuerte pero no lo consiguió, sus lágrimas se aproximaban como una avalancha.
Recuerdo a mi hermano abrazar a mamá, rogando que sus palabras fuesen mentira.
- Te prometo que encontraremos una cura, tiene que haber una cura. - Dije permitiendo salir mis lágrimas que tanto odie derramar.
Ella solo permaneció en silencio absoluto, porque sabía que nada podía cambiar su destino.
Ahora mi mente maquinaba sin fin buscando una solución, si continuaba así perdería mi cordura.
Al ser un pueblo pequeño, todos nos conocíamos, pero solo uno pasaba desapercibido, su nombre era Vicente, era un hombre mayor de más o menos sesenta y tres años de edad, nadie le hablaba porque era "raro" y se decía que diariamente asustaba a los niños con sus aterradoras historias, algunas veces me detenía para conversar con él, sinceramente disfrutaba bastante de su compañía, y como de costumbre lo saludé con objetivo de tener una grata conversación.
-"Gusto en saludarlo señor Vicente ¿Qué tal esta todo?"
-"Ya sabes, algo aburrido, pero a pesar de todo bien ¿Y qué hay de ti muchacho?"
-"Bueno, a diferencia de otros días muy preocupado, mi madre está enferma y empiezo a creer que no tiene cura."
-"Ten un poco de esperanza jovencito, sé que no es el momento, pero te contaré una historia. Hace muchos años existió una epidemia que empezaba a acabar con el pueblo europeo. Los campesinos en busca de proteger a la realeza crearon un vino con grandes propiedades curativas, no había enfermedad incapaz de curar, después de acabar con todas las enfermedades y malestares, se ocultaron todas las botellas de vino que quedaban por considerarlo "peligroso"."-
-"Wow, es una gran historia señor Vicente, tiene usted mucha imaginación."
-"¿Quién dijo que esta historia es mentira? Yo bebí de ese vino."
El tiempo no me permitió responder le, simplemente desapareció dejándome con las palabras en la boca.
No era la única historia que el señor Vicente me contaba, y tenía que admitir que todas eran muy interesantes, pero esta en específico era completamente imposible, porque un vino no podía curar lo que sea.
Continué en camino a mi hogar, pero antes de llegar encontré un grupo de policías teniendo una charla y al mismo tiempo compartiendo el periodo del día.
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Un viaje inesperado
Short Story"Siempre creí que mi vida se resumía en felicidad, que no existía obstáculo que no pudiese superar, pero dudé de mi fuerza ese día y ése fue mi peor error... yo confié en ése vino y en las palabras de las personas equivocadas"