Merlot | Kooktae

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Si la voz de Jeongguk es cálida y deliciosa cuando está complacido con Taehyung, es fría y mordaz cuando está defraudado. Odia el color que toma su voz cuando este está molesto con él, o lo peor de todo —decepcionado. Es como una violenta salpicadura de sangre en su visión y estaría dispuesto a lo que sea para devolverla a su habitual tono Merlot.

"Tienes un estómago débil." Acusa Jeongguk, después del simulacro de juicio. "No estás hecho para esto." Sus palabras son de un rojo metálico, bordeadas con un afilado hilo de desprecio, cortan a Taehyung hasta la médula.

Taehyung quiere contarle a Jeongguk cómo se veía su propia voz en la sala del tribunal falsa: gris sucio y negro vicioso, el sonido que rodeaba a Hoseok como un depredador. Quiere contarle a Jeongguk cómo la voz de Namjoon había pasado del suave color lavanda de su cadencia habitual a un magenta profundo y herido que temblaba con toques de rojo, la forma en que las palabras que le lanzó sabían a sangre, suciedad y dolor.

Pero el metal en la voz de Jeongguk es un muro entre ellos. Taehyung sabe que cualquier cosa que diga solo se romperá contra el color inflexible de la decepción de Jeongguk, sus palabras inútiles se desvanecerán como hojas muertas en el viento.

Permanece en silencio, reacio a ver la sombra descorazonada y castigada de su propia voz extenderse en el vacío entre ellos.

A pesar del dolor infantil de ser diferente, a pesar de la complejidad añadida de tener sinestesia, Taehyung nunca lo ha visto como una maldición, un trastorno o algo que arreglar. No puede imaginar una vida sin ella, era otro aspecto de su vida, un sentido adicional que tiñe el mundo que lo rodea con una profundidad y una riqueza que la mayoría de personas no ve.

Le debe su increíble memoria a la sinestesia —Cuando lee, las palabras cobran vida con color y textura, se graban en su mente con más permanencia que simples líneas negras en una página blanca. Los matices únicos de las voces pintan imágenes que no se desvanecen. Toda la ciencia dice que las personas con sinestesia tienen más probabilidades de tener una memoria casi fotográfica. Así que está agradecido.

Sin embargo, hay un aspecto de su mente única que desea erradicar con desespero. Además de mejor memoria, las personas con sinestesia también tienen más probabilidades de sufrir epilepsia, y Taehyung también tiene marcada esa casilla en su lista.

Rara vez tiene convulsiones, tal vez cuatro o cinco veces al año como máximo y puede controlar su condición con una dosis baja de medicamentos. Él sabe cuán peor podría ser, conoce las estadísticas; sabe cuántas personas están incapacitadas por las convulsiones y los temblores, sabe sobre la boca seca y todos los efectos secundarios que dejan las altas dosis de pastillas. En comparación con las convulsiones potencialmente mortales y la cirugía cerebral, dos píldoras al día y la incapacidad para conducir no parecen grandes impedimentos. Siendo sincero, su epilepsia estaba tan bien controlada que podría obtener una licencia de manejo, pero no quiere arriesgarse a lo que podría pasar si sus medicamentos fallan justo mientras está detrás del volante.

No puede arriesgarse a quitarle a otro lo que le fue quitado a él.

Le permite decir que anda en bicicleta porque no tiene dinero, o es consciente de su salud, o porque no quiere lidiar con el tráfico de Seúl, porque eso también es algo que no quiere que Jeongguk sepa.

Para la desgracia de Taehyung, esa elección se escapa de sus manos.

Ha sido una semana larga y agotadora. Jeongguk es mordaz y tiene esa mirada que desafía a Taehyung, que busca errores, aunque sean minúsculos, para tener una excusa y derribarlo. Taehyung no está mejor, casi que está tentando a una pelea, solo para que ambos puedan desahogarse. Existe una tensión inquietante entre ellos, un remanente de las consecuencias del simulacro del juicio, todavía hay dolor y resentimiento en ambos lados. No ayuda que ninguno de los dos no haya dormido lo suficiente.