• Kazuha pov's •
II. El sentimiento de calma.
En parte porque había tenido buenas ideas durante la clase y en parte porque empecé a sentir la presión que significaba tener que entregar el siguiente volumen en dos semanas más, me fuí a sentar en un rinconcito del campus de la universidad a escribir, siguiendo un poco la rutina que había generado para aprovechar las casi tres horas que tenía de ventana entre una clase y otra; olvidándome de comer en el proceso.
Es reconfortante saber que existen espacios pacíficos dentro de la universidad, en donde reina el silencio y la armonía misma te insta a sumergirte en la naturaleza. No es que en casa no disponga de un espacio así. Mi habitación está aislada de ruidos por petición propia, y mi madre, Beidou, no tardó en entender que este deseo surgió del hecho de que la música que ponía en sus tiempos de ocio era bastante escandalosa (no al punto de ser una molestia para los vecinos, pero sí lo suficientemente ruidosa como para desconcentrarme cuando me siento a escribir).
Ella fue una de las primeras en apoyarme con este sueño tan idiota que tengo de volverme una persona importante dentro de la literatura. Desde pequeño se me ha dicho una y otra vez que tengo cierto talento para escribir y que tengo una gran labia con que la puedo encantar a cualquier persona. Yo me negaba a creer esto, pero cuando gané de forma aplastante mi primer concurso literario en mi último año de secundaria, empecé a darle más importancia a mi don y entendí que quizás había nacido para crear historias que encantaran a todo el mundo.
— Quedé en que la princesa eliminó a uno de sus enemigos y había salido herida del encuentro, y está intentando huir de la nodriza... — susurré, mientras ordenaba las ideas en mi cabeza —. Hmmm... Quizás... — me hice sonar los dedos —. "Las tenues llamas del ocaso se colaban entre los grandes ventanales del palacio y pintaban con una amarga alegría la sangre que caía del rostro de la desdichada princesa herida, que entre lágrimas y dolor intentaba encontrar el camino hacia la libertad entre esos horribles pasillos, pintando con sus manos un rastro carmesí que la nodriza seguía mientras cantaba la nana con la que "su dulce niña" hallaba la paz en esas noches en las que las pesadillas le quemaban en el mundo de los sueños".
«La Princesa del Juicio Final, Fischl» es el título abreviado de mi obra más reconocida y la cual me ha generado los ingresos suficientes como para costarme los gastos de la universidad y los de un apartamento cerca. No me habría molestado seguir viviendo con mi madre en la casita que tenemos cerca del puerto, pero por comodidad (y para ahorrarme una hora de viaje), preferí mudarme para continuar estudiando.
La historia no es nada del otro mundo.
La trama cuenta la historia de un princesa de cabellos dorados, que en su afán de conocer el mundo y romper la maldición de la noche que envuelve su palacio, escapa de la habitación que tenía por celda y descubre los horrores que sus padres y sus sirvientes, quienes le tenían miedo a sus ojos, le habían estado ocultando por tantos años. Ella se ensaña en una guerra contra su propia gente, y aunque ha logrado romper la maldición de la noche que no permitía que el sol brillara en su reino, ahora debe enfrentarse a los demonios que la criaron y que le atormentan desde el fondo de su alma para así ver la luz del día y hallar la paz que tanto anhela para su gente.
Aunque la obra en un principio no pretendía ser más que otra novela de peleas y ficción, al final terminó atrayendo la atención de la gente (sobre todo de los padres) cuando empecé a tratar diversos temas de psicología y como los traumas, las mentiras y los maltratos que ejercen las figuras importantes en un niño terminan corrompiendo su mente al punto en que necesita escaparse a otra realidad para sentirse tranquilo o simplemente para seguir engañándose con la idea de que todo está bien y que todos esos problemas que ve a diario no son más que un producto de una cruel realidad a la que trata como "El mundo".
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I need you, asshole [Mona x Scaramouche] | Val
FanfictionSinopsis: Cero. Esas eran las posibilidades que todos tenían en mente cuando se planteaban la pregunta "¿Qué probabilidad hay de que ellos se enamoren?". Los dos se odiaban. Mona solo lo podía ver como el imbécil al que le declaró la...