¿A dónde fuiste? | Izuku Midoriya

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Este capítulo está narrado en primera persona y es un paralelismo del capítulo anterior, con la diferencia que este se sitúa en el arco de dark hero... Disfruten.

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Los días pasaban, pero cada uno de ellos se sentía como una eternidad, una tortura para mi corazón, que no dejaba de preguntarse, ¿a dónde te habías ido? ¿Por qué me habías dejado?

Quizá era egoísta cuestionarme de ese modo. Pero, ¿Cómo evitarlo? Si él había prometido nunca abandonarme.

Después de tantas semanas sin su presencia, los pequeños hábitos que solían darme consuelo se volvieron tristes recordatorios de su ausencia. Por las noches iba a su habitación, con la esperanza irracional de que al abrir los ojos lo encontraría ahí, sonriendo en su sueño tranquilo. 

Como solía hacerlo...

Me sumergí en los recuerdos de nuestras últimas noches juntos, después de la batalla contra el frente de Liberación Paranormal, a pesar de la preocupación, intentaba consolarlo. Siempre insistía en que estaba bien, en que "podremos solucionarlo", pero en esos momentos sus ojos decían lo contrario. A veces se quedaba en silencio, simplemente recostado junto a mí, buscando paz. Yo me limitaba a acariciar su cabello, deseando aliviar su carga, aunque fuera solo por un instante.

En una ocasión, mientras lo acariciaba en silencio, tomó mis manos y me miró con una tristeza que nunca había visto en él.

—No merezco esto —murmuró, y sus dedos apretaron los míos con fuerza—. No quiero que te preocupes tanto por mí. Hay cosas de las que no puedo protegerte...

—Entonces permíteme estar contigo, Izuku. No necesitas cargar con todo tú solo —le respondí, mi voz cargada de una sinceridad que no podía contener. Pero él solo sonrió y besó mi frente en silencio, como si no quisiera decirme más. Como si ya hubiera decidido algo que yo no podría cambiar.

Lo único que me mantiene viva es aquella carta. Esa que dejó en la puerta de mi habitación la noche que se fue, mientras yo dormía, convencida de que lo vería al despertar. Conozco cada palabra, cada línea; sin embargo, seguir leyéndola es una adicción que no puedo abandonar, aunque sé que solo me duele más.

Este dolor en el pecho es insoportable, como si veinte toneladas aplastaran mi corazón. La garganta arde, ahogada en un silencio que lo único que hace es hundirme más en esta soledad.

Mi corazón se retuerce, roto, mientras las lágrimas caen sin piedad y la noche se envuelve a mi alrededor, en esa habitación que todavía guarda un rastro de él.

Esa habitación, su habitación... que aún mantiene su esencia.

Finalmente, no puedo contenerme más, y las lágrimas brotan como una lluvia suave al respirar su aroma, ese que quedó atrapado en sus sábanas y su ropa, ese perfume cálido y embriagador que me hace recordar cada momento compartido en esa cama, en ese rincón de nuestra historia.

Suspiré, y el suspiro vino cargado de frustración. Me recosté en su cama, sintiendo la pesadez en cada fibra de mi ser, mientras la ira se arremolinaba en mi pecho. Era imposible evitar preguntarme si habría algo que pudiera haber hecho para que él se quedara, alguna palabra que hubiera bastado para retenerlo. Pero por más que me ahogue en estas dudas, no hay respuestas.

Lo único que me queda es luchar por no ahogarme en estas lágrimas que no han dejado de caer desde que él partió, lágrimas que han dejado su huella dolorosa en mis ojos hinchados y mi nariz enrojecida.

Mi cuerpo y mi alma lo extrañan, lo ansían, deseando que vuelva, que me libere de esta tristeza abrumadora. Me torturo cada noche al regresar a su habitación, aferrándome a esos recuerdos, a las risas, a las charlas y a esos momentos tan íntimos que ahora son solo sombras en mi mente.

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⏰ Última actualización: Nov 02 ⏰

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