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Tom extendió sus brazos, deseando abrazar a Mateo, pero mi pequeño hijo se negó rotundamente. Su rostro reflejaba una mezcla de enojo y confusión.

—No, no eres mi papá. ¡Tú no eres mi familia! —gritó Mateo, rechazando cualquier intento de conexión.

Me apresuré a intervenir, tratando de calmar la situación y explicarle a Mateo la verdad.

—Mateo, cariño, debes entender que Tom es tu papá ... —le supliqué, buscando sus ojos llenos de desafío.

Mateo me miró fijamente, con los brazos cruzados, claramente molesto.

—¡No! ¡Es mentira! Tú siempre me has dicho que Marlon es mi papá y yo te creo a ti, mamá —respondió, su voz llena de frustración y decepción.

Sentí un nudo en la garganta mientras trataba de encontrar las palabras adecuadas para consolar a Mateo y explicarle la verdad de una manera que pudiera entender.

—Mateo, entiendo que esto sea difícil de asimilar, pero Tom es tu papá , Marlon también lo es .... —expresé, luchando por mantener la calma.

Mateo me miró fijamente, sus ojos llenos de desconfianza y resentimiento. Luego, sin decir una palabra más, se giró y se dirigió a su habitación, cerrando la puerta con fuerza.

Me senté en el sofá, sintiéndome impotente y abrumada por la situación.

Tom me miró con tristeza en sus ojos y me pidió una explicación. Suspiré, sintiéndome atrapada entre la sinceridad y el resentimiento acumulado.

—Tom, no quería que fueras parte de la vida de Mateo porque eres un mujeriego. No quiero que mi hijo crezca con ese ejemplo —le dije con frialdad, dejando que mis palabras resonaran en el aire.

Tom parecía aturdido por mi respuesta, como si fuera un golpe directo a su orgullo. Traté de mantenerme firme, de hacerle entender mi punto de vista, aunque nuestras palabras estuvieran llenas de amargura.

—Pero ______, eso no significa que no pueda ser un buen padre para Mateo. No puedes juzgarme por mis errores del pasado. Quiero ser parte de su vida, quiero enmendar mis errores —dijo Tom, su voz llena de sinceridad y determinación.

Mis ojos se llenaron de lágrimas, pero no estaba dispuesta a dejar que la vulnerabilidad me derrotara.

—No quiero que Mateo crezca pensando que es aceptable ser infiel y herir a las personas que amas. No puedo arriesgar eso, no puedo permitir que mi hijo pase por ese dolor —respondí, mis palabras cargadas de enojo y resentimiento.

Tom trató de acercarse a mí, buscando alguna forma de conexión, pero lo aparté bruscamente.

—No te acerques, Tom. No quiero que te acerques a mí ni a Mateo. Ya te dije cómo me siento y eso no va a cambiar. No puedo confiar en ti después de todo lo que ha pasado —le dije con desprecio, sin dejar espacio para la compasión.

Tom parecía derrotado, su mirada reflejaba una mezcla de tristeza y remordimiento. Sin embargo, mis palabras seguían siendo duras y despiadadas. No quería darle la oportunidad de redimirse, de demostrar que podía ser un buen padre.

—_______, entiendo que estés enojada, pero también merezco una oportunidad de demostrarte que he cambiado. No puedo cambiar el pasado, pero quiero ser parte de la vida de Mateo, quiero ser un padre para él —insistió Tom, su voz temblorosa por la emoción.

Lo miré con ojos desafiantes, sin ceder ni un centímetro.

—No necesitamos a alguien como tú en nuestras vidas. Mateo tiene a Marlon..

Tom me miró fijamente, tratando de encontrar alguna manera de llegar a mi corazón endurecido. Suspiré, sintiéndome abrumada por la situación y por la insistencia de Tom en querer ser parte de nuestras vidas.

—_______, te juro que he cambiado. Podemos ser una familia, puedo ser un buen padre para Mateo. Déjame demostrártelo —me suplicó, su voz llena de anhelo

Lo miré con desprecio, no dispuesta a ceder ante sus palabras.

—No me importa si has cambiado, Tom. Ya no confío en ti. Me comprometí con Marlon, y eso es lo que importa —le dije con desdén, mostrándole el anillo en mi dedo.

Tom miró el anillo y dejó escapar una risa amarga.

—¿Eso es todo? Solo es un anillo, ________ No significa que estés comprometida de verdad. Podemos superar esto y ser una familia de verdad, no importa lo que lleves en el dedo —respondió, su voz cargada de tristeza y resignación.

Me enojé aún más por su desdén hacia mi compromiso con Marlon.

—¡No entiendes, Tom! Marlon ha estado aquí para mí y para Mateo. Él nos ha demostrado su amor y dedicación. No puedo simplemente deshacer eso por alguien que ha demostrado ser irresponsable y egoísta en el pasado —le dije con desprecio, sintiendo la rabia arder en mi interior.

Tom se acercó, tratando de tomarme de las manos, pero las aparté bruscamente.

—No intentes tocarme, Tom

Tom me miró con una mirada llena de nostalgia y tristeza. Intentó persuadirme una vez más, tratando de hacerme reconsiderar mi decisión.

—_________, piénsalo. Ese anillo que llevas en el dedo, yo también puedo dártelo. Podemos tener una vida juntos, una familia de verdad —dijo Tom, su voz cargada de esperanza.

Solamente pude soltar una risa burlona en respuesta a sus palabras.

—¿En serio, Tom? ¿Tú crees que después de todo lo que ha pasado entre nosotros, de repente puedes aparecer con un anillo y todo estará bien? Recuerdo cuando éramos novios, ni siquiera podías decirme "te amo" sin sentir vergüenza. ¿Cómo esperas pedirme matrimonio si no puedes ni expresar tus sentimientos? —le dije, mofándome de su propuesta.

Tom parecía derrotado, sus ojos reflejaban un dolor profundo. Sabía que mis palabras le habían llegado directo al corazón, pero eso no me detuvo. Había acumulado demasiado resentimiento y decepción como para bajar la guardia tan fácilmente.

—________, sé que cometí errores en el pasado, pero he cambiado

Lo miré con desprecio, tratando de mantener mi postura firme.

—Escucha, Tom, lo único que quiero es establecer un vínculo entre tú y Mateo. Pero contigo, personalmente, no quiero nada. No intentes seducirme ni pensar que todo estará bien entre nosotros. No puedes ni siquiera imaginar lo mucho que te detesto —le dije, soltando las palabras con desprecio.

Tom me miró fijamente, negando con la cabeza.

—No, ________, no me odias. Solo te haces la dura. En el fondo, sé que todavía sientes algo por mí. Aunque trates de negarlo, sé que me amas —dijo Tom, su voz cargada de convicción.

Eso solo aumentó mi frustración. ¿Cómo podía atreverse a decirme que me amaba después de todo lo que había sucedido?

—¡Eso es ridículo, Tom! ¿Cómo te atreves a decirme que te  amo? Después de todo lo que me has hecho pasar, después de todas las mentiras y decepciones, ¿crees que todavía siento algo por ti? Estás muy equivocado —le dije, dejando claro mi desprecio.

Tom se encogió de hombros, como si mi enojo no le afectara.

—Está bien, _________. Si eso es lo que quieres creer, entonces lo respetaré. Pero mañana vendré a ver a Mateo. Él es mi hijo, y quiero estar en su vida, aunque tú no quieras estar en la mía —dijo, su voz firme y decidida.

Antes de que pudiera responder, Tom se dio la vuelta y se marchó, dejándome con una mezcla de emociones en mi interior. Por un lado, sentía alivio de que se fuera, pero por otro, una pequeña parte de mí se preguntaba si había algo de verdad en sus palabras.

Sacudí la cabeza, tratando de despejar esos pensamientos. No podía permitir que Tom volviera a entrar en mi vida y sembrara más confusión. Mi compromiso era con Marlon y con el bienestar de Mateo.

Tuyo - Tom Kaulitz+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora