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Minho estaba en su habitación, sumido en un profundo silencio. Las sombras de la tarde se filtraban a través de las cortinas, proyectando un ambiente melancólico que se adueñaba del espacio. Desde hacía algunas semanas, una extraña sensación de vacío lo había perseguido. La ausencia de Han se sentía en cada rincón; los recuerdos de risas compartidas y momentos felices parecían más vívidos que nunca.
Minho se encontraba sentado en su cama, mirando un pequeño objeto en su mano: un sobre desgastado. Había llegado a su casa hace unas semana, pero había decidido ignorarlo. Su mente había estado ocupada con la rutina diaria, el estudio y su pasión en la fotografía y ser mejor en ello.
Sin embargo, una parte de él no podía evitar preguntarse sobre el contenido de aquella carta firmada con las iniciales H.J
Finalmente, sintió que no podía escapar más de sus propios sentimientos, decidió abrir el sobre. Al sacar la carta, un escalofrío le recorrió la espalda. La caligrafía familiar de Han lo llenó de nostalgia y tristeza. Con el corazón acelerado, se preparó para leer las palabras del castaño teñido de rubio le había dejado, sin saber que esas serían las últimas que recibiría de él.
Mientras comenzaba a leer, el peso de la realidad se hacia cada vez más evidente. Con cada línea, los recuerdos y las emociones se entrelazaban, llevándolo a un viaje doloroso pero necesario.
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𝓗𝓮𝔂 𝓶𝓲𝓷𝓱𝓸
Tal vez ya lo sepas o quizás no, pero yo ya no estoy aquí, y por eso te escribo esta carta.
Suena loco, pero he muerto jaja muy loco no?... quisiera hablarte de ti aunque no sería justo así que hablaré un poco de mí y mucho de lo que siento por ti.
Sabes que me gustas, aunque ya sea un poco tarde para decírtelo. Era un amor unilateral y sin futuro, y lo sabía. Aun así, mi tonto corazón se enamoró de ti desde la primera vez que te vi desde mi ventana. Ese momento fue único que mi mundo tan aburrido y monótono se paro por primera vez para poder apreciar algo fuera de el
Quizás estoy loco o adormilado por la anestesia que tengo ahora, por contarte esto en una carta que tal vez nunca leas pero bueno ya no me importa ...creo. Siempre tuve miedo de decírtelo en persona, y ahora me siento un tonto. Recuerdo la vez que te confesé mis sentimientos y cómo lloré en mi cuarto al saber tu respuesta y la de tus amigos. Fue desgarrador, Minho.
Me gustabas, me gustas y me gusta todo de ti. Deseaba haber estado a tu lado, junto a las tres pequeñas bolitas de pelo, soonie, doongie y dori que son tan adorables, nunca tuve la oportunidad de poder hacerlo, estaba atrapado en un amor no correspondido.
A veces me preguntaba si aún me recordarás cuando no estuviera. Tal vez no, pero no importa ya, al menos era feliz en lo que duro , fui feliz a mi manera, y ahora ya no importa, porque ya no estoy aquí.
Aún no puedo superar tu hermoso rostro y la dedicación con la que bailas. Era un tonto por enamorarme de alguien inalcanzable ante mis ojos. Decidí seguir adelante, a pesar de los síntomas que me rodeaban, incluso cuando mi cuerpo expulsaba la sangre junto a los pétalos blancos de cydonia oblong manchados de sangre.
Era una sensación horrible, pero hermosa, ver cómo los pétalos se extendían por todo mi cuerpo, asfixiándome. Despertar cada mañana y sentir el ardor de esos pétalos saliendo de mi boca era un sufrimiento indescriptible.
Oh, se me acaba el papel. Creo que es tiempo de despedirnos, ¿verdad, Minho?
Fue un verdadero placer conocerte. Aunque mi amor fue unilateral, fue bello para mí. Cada vez que admiraba tu belleza, sentía que eras perfecto ante mis ojos.
Este es un adiós de mi parte Lee Minho. Adiós, mi gran amor te diría un hasta pronto ... pero solo quizás esto es un adiós definitivo
Se despide el tonto chico que se enamoró de ti Han Jisung
H.J.
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El papel de la carta estaba arrugado y manchado por las lágrimas que caían del rostro de Minho. Había terminado de leer aquellas palabras en su espaciosa y desolada habitación, sumida en un silencio sepulcral.
Los sollozos se ahogaban eran reprimidos por el dolor, solo podía maldecir al aire, sintiéndose marchito.
—... Estúpido.
Las lágrimas brotaban sin cesar.
—Estúpido... estúpido... chico estúpido...
Maldijo Lee, dándose cuenta de lo tonto que había sido al ignorar aquella carta durante los días, que pasaron desde que había llegado. Jisung había fallecido hace un mes, víctima de una maldita enfermedad de las flores, y él no lo sabía.
Ahora comprendía la ausencia del castaño teñido de rubio, pero era tarde ya no podía volver atrás. Era demasiado tarde, y siempre lo sería
Se dio cuenta, demasiado tarde, del lindo chico que había perdido.
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vann
Hanahaki disease
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~Los pétalos blancos estaban invadiendo a sus pulmones ~
