Capítulo 5.

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-¡No puedo creerlo!- exclamé en un susurro. Lo abracé, y sabía que una gran sonrisa había surgido en mi cara- ¿Qué haces aquí, Sawyer?

-La verdad, estoy muy bien. Gracias por preguntar, Laura -dijo él en un tono burlón cuando nos soltamos de nuestro abrazo-.

Me reí, lo había extrañado mucho. Cambió un montón desde la última vez que lo vi. Pero, de una forma u otra, él seguía siendo el mismo. Sus ojos seguían siendo del mismo color celeste, te aliviaban al verlos. Se había cortado el cabello y había oscurecido, la última vez que lo había visto era rubio platinado, ahora era un rubio apagado. Su sonrisa, como siempre, hacía que todos los que la vean sean felices otra vez. Además, la pubertad le había sentado bien.

-Lo siento- le dije-. Me tomaste totalmente por sorpresa, por un momento pensé que eras una visión, o algo así, ¡Han pasado cinco años!

-No, nada de visiones u hologramas, soy el Sawyer auténtico. Y, respondiendo a tu pregunta, vengo a estudiar, ¿no es obvio?- Dios, no había abandonado ni una pizca de su sarcasmo.

-A eso ya lo había adivinado, genio- dije en chiste.

-Está bien, no necesitas ser agresiva. Vine aquí con Kimberly, vamos a quedarnos durante un tiempo.

-¡Genial!- repliqué- Podremos ponernos al día, entonces.

Él estaba a punto de responder, pero otra voz se interpuso.

-En esta clase no venimos a platicar acerca de lo que nos sucedió en el verano, señor. Le pido que, como el adulto joven en el que se está por convertir, me respete y haga silencio -dijo el profesor-. Primera y única advertencia.

Vi cómo Sawyer se sonrojaba un poco y pedía disculpas como lo hacían los niños pequeños. Todos los ojos estaban sobre él, y sabía lo incómodo que eso le hacía sentir.

Miré más allá de mi compañero de banco y divisé a Ross, observándolo con una mirada penetrante, casi de odio. Nuestras miradas se cruzaron y sentí su enojo, parecía molesto, pero no entendía por qué.

¿Sufría de ataques de bipolaridad, o algo así?

Hacía veinte minutos había dicho que yo era su persona favorita en este mundo.

Ahora me odiaba.

Y yo me sentía... ¿Triste por eso?

Debería haber estado mucho tiempo mirándolo fijamente, porque no fui consciente de dónde estaba hasta que Sawyer me sujetó los hombros y me sacudió.

-¡Laura! ¿Qué te sucede? ¿Estás durmiendo con los ojos abiertos?- preguntó.

-¿Huh?- le dije yo, confundida.

-Estuviste durante tres minutos mirando hacia la nada como si fueras un zombi, ¿qué diablos te pasaba?

¿Tres minutos? Honestamente, pensaba que habían pasado tres segundos, nunca hay tiempo suficiente para admirar a Ross completamente.

-No sé qué me pasaba- mentí-, debí haber estado pensando profundamente acerca de algo que ahora olvidé.

No mentí al decir que estaba pensando profundamente, sin embargo lo hice al decir que eso en lo que estaba pensando era algo, y cometí la peor mentira del mundo al mencionar que lo había olvidado. Sabía que Sawyer había notado eso, pero siempre ignoraba mis mentiras piadosas, adoraba eso de él.

Luego de eso, dejamos de hablar. Sabía que a él le había afectado el regaño, definitivamente era un niño encerrado en el cuerpo de un adolescente muy caliente. ¿Acaso en serio había pensado eso? ¿Sawyer? ¿MI Sawyer? ¿CALIENTE? Debía ir a un psicólogo. O a un oculista.

Tightrope. || Raura. || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora