Lady Dambury

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Narra Anthony 

Llevaba siete días exactos desde que leí esa carta, el mismo tiempo en el que Madison ni la hora me da, no entendía del por que de su silencio pero tampoco la iba presionar para que me hablara, asique las comidas y encuentros se daban en un tenebroso silencio, donde a veces pasábamos minutos, tras minuto únicamente mirándonos, fue allí donde descubrí que tiene unos hermoso ojos celeste que expresaban cada uno de sus días, los primeros eran de puro enojo y a partir del tercero fue pura confuncion, ojala pudiera entrar en la cabeza de la gente para saber que les sucedía. 

Estaba lo mas tranquilo mirando hacia la nada en mi escritorio cuando entra una apurada cocinera, hoy era la única que estaba ademas de Madison en la casa. 

-Lord Bridgerton, lamento entrar así pero el cartero me dio esto dijo que se traspapelo contra cartas pero que era urgente la respuesta- 

- Y RECIÉN LA TRAE -digo levandome de mi silla, la agarro- gracias por alcanzarla, puede seguir con lo suyo- 

La abro rápidamente pensando que podría haberle pasado a mi familia y yo recién me estaba enterrando, las desdoblo y me tranquilizo al no reconocer como la letra de ninguno de mis hermanos o madre, me vuelvo a sentar y comienzo a leer, vuelvo a sentirme agitada y perder el color al ver que era una carta de Lady Dambury pidiéndome explicación por la ausencia de Madison y si no obtenía respuesta, ella misma vendría a buscarlas hasta aquí, deje de lado mi descanso para comenzar una carta rápida antes de que el cartero se fuera sin ella, pues la carta tenia una semana de retraso, esperaba que me diera mas que ese tiempo para contestar. Una vez que la termine, salí rápidamente de mi escritorio para ir por mi caballo e ir hacia el cartero, lo agarre justo cuando salia, dándole unas cuantas monedas de oro, me dispuse a volver estando tranquilo de no habría ningún problema mas. 

Aunque Madison no me hablaba, decidí que le informaría sobre la carta de Lady Dambury y cual fue mi respuesta, en el caso de le preguntara así los dos teníamos la misma historia, me sorprendió no encontrarla en su habitación, era el lugar donde se refugio los últimos días, recorrí varias habitaciones antes de volver a mi escritorio, fue muy bueno encontrarla ahí, pues me aseguraba de nadie mas pudiera escuchar aunque fuéramos solos tres en la casa.

-Madison, que gusto verte- digo acercándome- 

-Hasta que se digna a hablarme -dice seria- ¿se puede saber que fue lo que hice para que me ignore de esta manera?- 

-Pero si tu has sido la que no me hablaba- la miro confundido- 

-Nono, no me venga con eso, desde antes de que se fuera su hermana que ha estado actuando cortante y para el colmo después ni siquiera me dirigió la palabras mucho menos vino a ver si seguía viva- 

-Estuve un poco mas ocupado nada mas, pero eras tu la que no me hablo durante siete días, vengo contándolos-  

-Entonces, no esta molesto conmigo -dice confundida- 

-No ¿por que lo estaría? -la miro sin entender- 

-Bueno creí eso porque lo enfrente en su habitación y me saco de allí sin explicaciones ademas de ser muy grosero- 

-Fuiste vos -digo parpadeando- lo siento no era contigo el enojo- 

-Es bueno saberlo, porque yo si estoy enojada con usted- 

-¿Puedo saber por que?- pregunto- 

-Usted es un ladrón, tiene algo que me pertenece- dice cruzándome de brazos- 

-No entiendo de que me hablas -digo mintiendo- 

-QUIERO QUE ME DE LA CARTA ROSA QUE ME ENVIÓ MEG -grita molesta-

In love with the little friendDonde viven las historias. Descúbrelo ahora