𝓜𝓮𝓶𝓸𝓻𝓲𝓪𝓼 𝓓𝓮 𝓤𝓷 𝓓𝓲𝓪𝓻𝓲𝓸 [𝓛𝓵𝓸𝔂𝓭𝓧𝓛𝓮𝓬𝓽𝓸𝓻𝓪]

𝑀𝜀𝑚𝜎𝑟𝜄𝜀𝑠 6

Narrador omnisciente.

Aunque estaba bastante cómoda en ese sillón en aquella sala extraña con gente extraña no podía dejar de pensar en Lloyd, estaba muy preocupada por el ¿ Y si le pasa algo? ¿Por qué están tardando tanto? ¿Cómo estará Gaizka?. Movía sus pies de atrás hacia delante como niña pequeña a punto de recibir una visita del doctor. No pudo soportarlo más y se levantó de golpe dispuesta a entrar en esa habitación dónde tenían a Lloyd a Gaizka, eso alertó a la chica de cabello gris a detenerla.

— Por favor, debes esperar. — dijo la de ojos verdes —. Necesito que confíes en ellos dos, están haciendo todo esto por su bien.

— ¿Tu sabes lo que están haciendo aya adentro no?. — pregunto preocupada tomando las frías manos de la androide de nombre P.I.X.A.L —. Entonces dímelo, por favor.

— Claro que te lo diran. — respondió tratando de tranquilizarla —. Esto es algo que deben solucionar ellos dos, todo esto es más complicado de lo que parece pero es una complicación para bien, yo sé que cuando tú lo sepas lo entenderás.

No dijo más y se volvió a sentar. Ella era una persona muy curiosa, pero está vez no quiso ni siquiera explorar la casa en la que estaba, peor aún si sabía que estaba en una aldea abandonada a lo alto de las montañas. La casa era una antigua tienda de tes, de hace muchos muchos años.
Habían pasado horas y ya era hora de que la androide llevará a __________ a casa cuando su madre la llamo varias veces que era tarde.
Aunque ___________ no quería irse sin antes ver a los hermanos P.I.X.A.L insistió que si no confiaba en sus dos amigos que los habían traído hasta ahí, confiara entonces en ella.

— Tranquila, te aseguro que Lloyd te llamará en unos días más. — explico la de cabello plateado a la vez que una sonrisa se formaba en sus labios—. Me dió tanto gusto verte, lo digo de verdad.

— Por favor, mantenme al tanto. — amablemente se despidió y entro a su casa.

Después de eso, no habían sido solo días, si no también semanas en la que no supo absolutamente nada de Lloyd o su hermano.
Pasaban los días y las noches distrayendose con ese diario, aquel niño que lo había escrito y el joven que ocupaba tanto sus pensamientos tenían el mismo nombre y eso tal vez no ayudaba a que siguiera pensando en ello.
Iba a la escuela, hacia sus tareas del hogar y de esta. Pese a que no podía verlos a todos, algunos días si que le decían sus más allegados que ellos estaban bien, antes de regresar a casa la androide le pidió que no dijera nada, que ellos ya se estaban comunicando con los padres de Lloyd y Gaizka, así que lo único que podía hacer era esperar.