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WEDS POV

El teléfono se me cayó de la mano,
dejando un sonido sordo en el
completo silencio de mi casa. Me
quedé en shock por largos minutos,
con solo Max mirándome fijamente,
pareciendo que sabia que algo
andaba mal. Reaccione cuando
su nariz tocó mi mano. Tome una
gran respiración antes de tomar el
teléfono del suelo para pegármelo
en el oído para gritar.

-¡¿Dónde está?!

Mi respiración se volvió irregular y
una furia invadió mi cuerpo. Apreté el celular inconscientemente y tensé mi mandíbula, todos mis músculos, esperando a que la mejor amiga del amor de mi vida respondiera.

– En e-el h-ostipal privado
"Ángeles".

Podía escuchar su voz entrecortada
y llena de angustia y miedo. Yo,
podía sentir la furia y el miedo en
mi ser. Sin contestarle nada, corte la llamada bruscamente para meterlo a mi bolsillo y salir corriendo por las llaves de mi moto. Aventando el casco con impotencia, subí a mi moto encendiéndola, y en cuanto se abrió la cochera, aceleré. Sin importarme las posibles multas que pudiera recibir, me salte semáforos y altos, pasando entre medio de los autos sin preocuparme de cualquier cosa que me pudiera pasar. Podía asegurar que me veía como una lunática.

Las llantas de la motocicleta
rechinaron en cuanto frene de
golpe en el primer lugar que
encontré del estacionamiento. En
cuanto mis pies tocaron el asfalto,
corrí y corrí, casi empujando a
todas las personas de la entrada y
del pasillo de la recepción. Llegué
al escritorio con varias enfermeras
detrás de él.

-¡ENID SINCLAIR!- Exclamé. La
mirada asustada de la enfermera
me enfrentó.- ¡¿Dónde está?!

- La están atendiendo. Los
familiares se encuentran en la sala
de espera del quinto piso.

Mis modales se fueron a la mierda
y volví a correr hasta el ascensor,
aplastando repetidamente el botón
para subir. Mi desesperación gano,
maldecí empujando la puerta de un lado que daban las escaleras. Subí
de dos en dos, casi tirando a un
doctor por el camino, pero seguí. Al
llegar a la puerta que daba al quinto piso, con el número 5 en ella, me detuve. Mi corazón latía como loco en mi pecho, sentía como quería salir detrás del de mi rubia. Y de repente, el miedo me invadió.
No sabía lo que me espera detrás
de la puerta, y eso me asustaba
malditamente. No sabía lo que
pasaría conmigo si Enid me dejara
sola en este mugriento mundo.

Mis manos se volvieron
temblorosas, y el sudor de mi
frente lo empezaba a sentir. Cerré
mis manos en puños, tratando de
evitar el temblor. Tomando varías
respiraciones profundas, empuje la
puerta, viendo el largo pasillo con
paredes blancas. Al fondo, pude
ver las sillas de la sala de espera,
mientras caminaba a pasos rápidos y grandes. Pude ver a varias
personas sentadas cabizbajos y
preocupados, pero no me enfoque
en ninguno. Cuando Yoko me vio,
se levantó rápidamente llegando
a mí, donde me agarro de los
hombros, deteniendo mi caminata.
Fruncí el ceño mirándola a los
ojos. Ella estaba llorando, sus ojos
estaban rojos por todas las lágrimas
derramadas. De repente me abrazó
con fuerza, tomando mi camisa
entre sus manos por mi espalda
y escondiendo su rostro en mi
hombro.

-E-stá en ci-rugía.- Susurró con
voz entrecortada.- Que-daron en
avisarnos.

Mi respiración apresurada y potente se hizo peor después de unos largos segundos, para después, simplemente romper a llorar, sintiendo como Yoko me apretaba más en el abrazo. Así que la abracé sintiendo la impotencia. Antes de sollozar me empujó fuera de la sala, para que nadie me viera caer en pedazos. Me aleje de ella, dándole la espalda, dejando mis manos sobre mi rostro, sintiendo el sudor y las lágrimas mojar mis manos. Me desesperé. Bajando mis manos viendo la pared, para después volver a sentir el enojo invadirme. Sin importarme, subí mi puño y golpee la pared con toda la fuerza que poseía, haciéndome gritar furiosa con la vida. La castaña que aún estaba detrás de mí soltó un grito de sorpresa para correr hacia mí y tomar mi mano entre las suyas. Sollocé de nuevo, pegándome a la pared, recargada me dejé caer al piso. La amiga de la rubia se sentó a mi lado sosteniendo mi mano. En ese momento sentía todo menos el dolor de mi mano. Mis nudillos estaban con sangre, y la sentía punzar. Mi otra mano la llevé
a mis ojos, cubriéndolos.

My Woman, My Love. |Wenclair G!P|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora